Llegando la noche, el jefe de Wagner ordenó finalmente a sus hombres que regresasen a sus bases y no proseguir el avance hacia Moscú para evitar “el derramamiento de sangre”.
Prigozhin aseguraba que sus combatientes habían avanzado 200 kilómetros (124 millas) hacia Moscú en las últimas 24 horas.
Rusia está en vilo ante la posibilidad de una rebelión armada. Como respuesta a las amenazas del jefe de Wagner de detener al ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, el FSB (antiguo KGB) ha pedido a los mercenarios que se rebelen contra su jefe y le detengan por traición. Sin embargo, no ha sido así: el líder de los milicianos, Yevgueni Prigozhin, ha declarado en la madrugada de este sábado que sus hombres han derribado un helicóptero ruso y han entrado la ciudad rusa de Rostov sin encontrar resistencia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se ha dirigido al país diciendo que todos los que tomaron las armas contra el ejército son “traidores”, y que el ejército tiene órdenes de qué hacer. El líder ruso evitó llamar por su nombre a Yevgueni Prigozhin, que se ha hecho fuerte con sus hombres en la ciudad rusa de Rostov, fronteriza con Ucrania.
Llegando la noche, el jefe de Wagner ordenó finalmente a sus hombres que regresasen a sus bases y no proseguir el avance hacia Moscú para evitar “el derramamiento de sangre”.
Prigozhin aseguraba que sus combatientes habían avanzado 200 kilómetros (124 millas) hacia Moscú en las últimas 24 horas.