En Venezuela los partidos políticos-judicializados, perseguidos y expoliados-han mantenido en alto la bandera por la libertad y el restablecimiento de la democracia. En medio de sus propias rebeliones, han sabido limar asperezas
ORLANDO VIERA-BLANCO
04/07/2023
Podrán decir que las primarias son buenas o que no lo son. Que serán minusválidas o simplemente:”- ¡Hay no, que fastidio! -sic. Maduro no sale con votos”. Pero lo irrebatible es que es un evento necesario e inevitable para reconstruir la oposición y devolverle al ciudadano la esperanza en el voto. Ahora tenemos una razón adicional: la inhabilitación manifiestamente arbitraria, celestina e inconstitucional contra María Corina Machado. Levantémonos a apoyar y defender….
Una granja de animales “indefensos”.
En eso nos han querido convertir. De una obstinación histórica por la libertad a encogidos borregos. De superar conflictos con nobleza y sin rencor, a vivir ebrios de resentimiento. No somos estructuralmente organizados, es verdad. No somos suizos ni pretendo que lo seamos. Pero si hemos sido originariamente irreverentes y libres, virtudes esenciales para rescatar la democracia y luchar por la equidad social, que es inclusión, justicia, paz y participación política. ¡La insolencia, la rebeldía contra la maldad valen!
En su libro La cultura política en la República Bolivariana de Venezuela, Luis David Cruz G, nos habla de cómo hemos ido del mayor interés en debatir los asuntos políticos a la frustración y apatía política. “Para el desarrollo del trabajo, fueron consultadas la base de resultados electorales del CNE, la Encuesta Cultura Democrática en Venezuela (ECDV) de la UCAB y los informes de la Corporación Latinobarómetro de los años 2017 y 2018”. La apatía la han sembrado con privaciones, represión y miedo.
En Venezuela liquidaron la conciencia de participación política. La democracia que vivimos [1.958-1998 hizo del voto una institución sagrada, respetada, alegre. Votar era una fiesta nacional. Festividad que transformaron en violencia y engaño. Desaprendimos a valorar el voto como expresión de voluntad popular. Pasamos de una democracia rentista pero abierta, representativa y plural, a un régimen donde la participación política va en motocicleta, en círculos bolivarianos, en escuadrones de choque. Aun no hablo de software y registros electorales inflados. Desmantelar al Poder electoral ha sido la receta. Y nos convierten en mogotes, no en votantes.
Como lo indica Adam Przeworski, “la rápida erosión de los partidos políticos, el ascenso de narrativas xenófobas, populistas, los [falsos] nacionalismos; la mengua en el apoyo a la democracia en encuestas de opinión pública ha acelerado la crisis de las democracias e impedido el renacimiento de un movimiento de movimientos ciudadano pacífico, por la recuperación de los valores multiétnicos, multiculturales y diversos. Y arde Venezuela, arde Paris…
La ideología de género niega a la mujer y sustituye a la familia. El igualitarismo sustituye el mérito. El ateísmo aniquila la fe, la revolución justifica robar y morir por ella, el nacionalismo liquida la soberanía, el fusil la justicia y el estado queda ausente… Al decir de Orwell somos: animales en la granja…
Han deshumanizado la política. Los cerdos de la finca han lanzado sus perros contra los seres humanos, que deciden marcharse, adaptarse, huir y morir. En este escenario, “todos los animales son iguales, pero hay animales más iguales que otros”. Muere la política porque muere el espíritu de participación y la confianza grupal. Muere la inteligencia, muere el interés republicano […] Quedamos atrapados entre poderosos y oprimidos, permutando ideales comunes por la doctrina del poder jerárquico, absoluto y revolucionario. Al decir de Nietzsche, experimentamos una genealogía moral [mísera] haciendo de la lucha política, una conspiración, un delito. Y nos inhabilitan, sumisamente… como animales.
Salir de la granja…
En Venezuela los partidos políticos-judicializados, perseguidos y expoliados-han mantenido en alto la bandera por la libertad y el restablecimiento de la democracia. En medio de sus propias rebeliones, han sabido limar asperezas. Pero cuidado con distanciamientos irredentos. El emplazamiento a la participación política-al decir de Betancourt-no se nutre sólo de emociones sino de organización. Y quien la logre, gana. El pueblo unido sin organización es una granja de pasiones, disipada y desarticulada. Es deseo sin acción. La eficacia política la amalgama la estructura partidista.
Que a veces es necesario ir muy lejos fuera del camino con el fin de volver a la distancia correcta (Edward Albee), es verdad. Los atajos nunca fueron buenos. Pero retomada la ruta política, debe ser inmensamente integradora. En ese proceso de maduración anda el liderazgo de María Corina y andamos todos. Hemos sido despojados de nuestra cultura participativa. Nos han embriagado de divisionismo, cizaña y tragedia. Hemos demonizado a los partidos y personalizado o despersonalizado la política, a niveles extremos. Y quedamos en la granja mascando, es una indiferencia suicida.
La inhabilitación de María Corina no es contra ella. Es contra toda madre que quiere que su hijo vuelva a casa. Entenderlo es sentirlo, sentirlo es reaccionar, y reaccionar es rebelarnos contra ese tortol en los labios llamado apatía.
Un liderazgo con cabeza, manos y pies…
El socialismo celebra y promueve la mediocridad. Aquí cabalga-con cuatro patas, alas y cola-nuestro cambio cultural. De un venezolano aspiracional, abierto, batallador, resiliente a un venezolano hambriento, abatido y desplazado, cuyo valor es sobrevivir. Dar su vida por la libertad y la dignidad es romántico, un asunto de Próspero en la tempestad de Shakespeare. Pero los animales no leen, se domestican.
Derrotar un régimen totalitarista demanda despojarnos del falso ideal igualitario. En la obra “la rebelión en la granja”, Bóxer es el caballo más fuerte de todos, “el que trabaja más duro”. A pesar de ello, aislado y sin razón, queda como una cosa, como desecho, un tonto útil.
Ahí pase el lavado de cerebro. Trabajar duro para ser más animal, más igual…Y según los mandamientos de la granja, ningún animal dormirá en cama con sábanas, beberá alcohol en exceso, matará a otro sin motivo-sic, por lo que todo lo que camine en cuatro patas, nade o tenga alas, es amigo, es igual. Bajo esos edictos votar es ¡una apostasía humanista!, un sin sentido, un fastidio…Derrotar el miedo es derrotar ese sentimiento animal de sobrevivir en manada. Asumir iniciativas. No delegar en “el que trabaja más duro”, por reconocernos como capaces, que es la reconstrucción de la confianza grupal. Es trabajar más duro para vencer el totalitarismo inmovilizador.
Un liderazgo de carne y hueso, que tenga dos piernas, dos brazos, dos dedos de frente, sin alas y sin escamas. Ya de “animales políticos” hemos tenido suficiente. Requerimos de un líder que le guste dormir en cama con sábanas blancas y nos conduzca a vivir limpia y civilizadamente.
No más sal a la herida
Delegar la política es muy peligroso. Eterniza una dinámica perversa: la coexistencia forzosa del bien y el mal. Partidos, sociedad civil y pueblo son la ecuación racional de resistencia. Separados caminamos con los ojos vendados. Y caemos…
La recuperación de la democracia y la refundación de la república no es una misión reservada. Es una misión inmensamente compartida que exige la mayor suma de conciencias, mujeres y hombres que hagan caminos al andar y abracen libertades.
O’Donnell [1994] nos habló del reducto de la “democracia delegativa”, como fragilidad política. James Madison y Lippmann le replicaron que es así como la democracia debe funcionar, mediante la representatividad. ¿Pero si su desempeño no es representativo, no es democrático? ¿Si son autócratas? La liberación no corresponde a Bóxer…es tarea de todos con cabeza, manos y pies.
Termino con párrafo de una Carta de Rómulo Betancourt a Rafael Caldera 2/11/1956, que cita del ex Ministro de Justicia Luis Beltrán Guerra: “Nunca había caído Venezuela en estos ominosos tiempos…Estamos en un país caotizado. El tejido social se ha destruido. Y no podemos agregarle más sal a la herida, incorporándole apatía y allanamiento a un emplazamiento histórico”.
La inhabilitación a María Corina es un típico episodio ominoso del régimen que inhabilita a todos los venezolanos demócratas, que no resiste delegación. El fracaso de las primarias por indolencia e indiferencia sería poner más sal a la herida.
Inscríbase antes del 7 de julio y participe, con cabeza, manos y pies…Y dormirá con la conciencia limpia, entre sábanas blancas, que es envolverse de democracia.
@ovierablanco