Ningún aficionado que sepa algo de baloncesto puede sorprenderse de los reveses sufridos por la selección nacional que dirige Fernando Duró en los recientes partidos amistosos disputados en la gira por Europa.
Venezuela está cumpliendo el mejor proceso de fogueo en la historia de sus participaciones mundialistas y, ese hecho, por sí mismo, ya es una victoria para el básquet nacional y para la Federación Nacional de Baloncesto, que dirige Hanthony Coello.
En la ruta hacia el próximo Mundial que se disputará del 25 de agosto al 10 de septiembre en Filipina, Japón e Indonesia, Fevebaloncesto consiguió cuatro choques de entrenamiento ante Angola, Argentina, España y Francia, las tres últimas potencias mundiales de esta disciplina. Y además, disputará a partir de este lunes un cuadrangular en Melbourne ante el quinteto anfitrión de Australia, Brasil y Sudán.
En el caso de la selección albiceleste hay que recordar que su generación dorada, comandada por el Salón de la Fama de la NBA, Emanuel Ginóbili, fue campeona olímpica en Atenas 2004; y bajo la conducción de Facundo Campazzo conquistó la medalla de plata en el pasado Mundial de China 2019.
Por su parte, España es la número 1 del ranking y actual campeona del mundo; Francia fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 y número 5 del ranking, un peldaño por debajo de Argentina; y Australia ocupa el tercer puesto de la clasificación FIBA.
Pues bien, la gran hazaña de Venezuela no se puede buscar en estos partidos amistosos, sino en choques oficiales, como la soberbia victoria 58-71 en Buenos Aires, en la primera ventana eliminatoria para el Mundial, que a la postre le sirvió de colchón para avanzar por quinta vez en la historia a la máxima cita del baloncesto.
Los reveses sufridos en esta ruta de preparación no generan ninguna alarma. Contra Argentina se perdió en el último segundo, producto de un triple muy afortunado; y contra España y Francia no se podían esperar triunfos, porque son dos selecciones que son candidatas a pelear en oro en el Mundial y poseen una notoria superioridad con su poderosos centros y sus lanzadores de larga distancia.
Estos partidos sirvieron de aprendizaje y para probar en cancha los sistemas, los movimientos y las rotaciones que utilizará Duro para enfrentar el verdadero reto que le espera: buscar la clasificación a la segunda ronda del Mundial ante tres selecciones que poseen jugadores de gran estatura para imponerse en los tableros, excelentes escopeteros y muy atléticos para los enfrentamientos de uno contra uno.
Así que el trabajo de Duró está enfocado en buscar alternativas en la defensa para tratar de frenar a la Eslovenia del estelar NBA (Dallas Maverick), Luka Doncic, segundo mejor canastero en los olímpicos de Tokyo 2020 con promedio de 23,8 puntos por choque, y quien ya hizo sufrir a Venezuela, con 23 tantos, en el partido que ganaron los balcánicos 98-70 en el preolímpico de Lituania, en julio de 2021.
En estos choques de preparación, la selección también está orientada en encontrar soluciones para tratar de neutralizar el juego interior de los gigantes georgianos, liderados por Giorgi Shermadini, un centro de 2,17 metros; y del caboverdiano, Edy Tavares (2.20 m) que serán un incordio en el poste bajo para Michael Carrera, Windi Graterol, Miguel Ruiz y Néstor Colmenares.
Por ello, más allá de los resultados la nuez de estos partidos de fogueo está en adaptar a los jugadores a las diferentes situaciones de juego que deberán enfrentar en el Mundial donde la defensa será otra vez esencial para tener opciones de victoria y clasificar.
Enrique Medina Bello con sus 2.18 metros de estatura es la mayor promesa del baloncesto nacional para contar bajo los postes con un centro que intimide y pueda hacerse sentir en los dos costados de la cancha. Pero el falconiano de 18 años todavía está muy tierno para exigirle más de lo que puede ofrecer en este momento de su carrera.
Lo más importante era sacarlo de Argentina, donde desde hace un tiempo viene desarrollando su carrera con el Club Regatas de Corriente y lograr incorporarlo a los planes de la selecciones nacionales de Fevebaloncesto.
En los pocos minutos que jugó ante España y Francia se vio que todavía necesita tiempo y trabajo en el tabloncillo para dominar la herramientas del baloncesto. Porque la estatura no sirve de mucho si no sabe tomar rebotes, pasar la pelota, hacer una cortina o desmarcarse para recibir y lanzar.
Aunque Venezuela necesita con urgencia un centro poderoso, Medina Bello tiene que seguir puliendo sus armas defensivas y ofensivas para poder brillar en el escenario internacional.
El Mundial de Filipina, Japón e Indonesia será de despedida para buena parte de los jugadores que han integrado una de las generaciones más exitosas del baloncesto de Venezuela, con su título de en el Fiba América de México 2015, la clasificación Olímpica a Río de Janeiro 2016, y las dos presencias consecutivas en los mundiales de 2019 y 2023.
Ese grupo de formidables basquetbolistas en los que sobresalen Heissler Guillent, Gregory Vargas, Néstor Colmenares, Miguel Ruiz y Windi Graterol, tendrá que dar paso en el próximo ciclo deportivo, a la generación emergente de los Fabrizio Pugliatti, Medina Bello, Ányelo Cisneros y el resto de los convocados en el equipo blanco que en las próximas semanas disputará un cuadrangular de fogueo en China. Lo bueno es que esa transición se está realizado de forma planificada, a diferencia de lo que ocurrió en otras épocas, cuando no hubo generación de relevo que tomara el testigo en la cancha.