Actualmente, Luis Arráez se ha consolidado como uno de los bateadores más hábiles en el béisbol de Grandes Ligas, encaminado hacia su segundo título de bateo y coqueteando con un promedio de .400, algo que no se ha logrado en 82 años.
Ahora bien, lo que la mayoría de la gente desconoce es que el venezolano también tiene talento para lanzar, algo que le gustaría experimentar en el máximo nivel del béisbol profesional.
“Siempre me ha gustado [lanzar]”, dijo Arráez a Lasmayores.com. “Desde que era un niño, me ha gustado. Al final, terminé firmando como jugador de posición, pero si se presenta la oportunidad, sí me lanzaría”.
Cabe destacar que uno de los momentos más memorables para Arráez durante su infancia fue cuando lanzó un juego sin permitir carreras contra Brasil, llevando a Venezuela a la final de la primera Copa Mundial de béisbol Sub-15 en 2012.
“Solo nos quedaba enfrentarnos a Brasil para intentar avanzar a la final, pero el equipo se quedó sin lanzadores disponibles”, comentó Guillermo Quintero, entrenador de la selección venezolana en ese entonces. “Pero [Arráez] se ofreció. Estábamos en la hora de la comida, y se me acercó para decirme: ‘Yo mismo soy, si falta un lanzador para mañana'”.
Así fue como Arráez trabajó la ruta completa de siete entradas, permitiendo solo cinco hits, otorgando dos bases por bolas y ponchando a siete oponentes, en una victoria de Venezuela por 10-0 y en un día en el que Arráez estuvo cerca de lograr un “no-hitter”.
“Recuerdo haber lanzado cambios, curvas y muchas rectas; tenía una buena recta”, señaló Arráez. “Tenía 15 años y ya lanzaba a 87 millas por hora. Recuerdo un lanzamiento recto que le hice a un brasileño y me dio un hit al jardín derecho, con el que perdí la oportunidad de tener un juego sin hits ni carreras”.
Posteriormente, Venezuela se enfrentó a la invicta y favorita Cuba en la final, sorprendiéndolos con una victoria por 10-2 ante una selección que contaba con estrellas como Yordan Álvarez y Luis Robert Jr., quienes terminaron ese torneo bateando .571 y .348 respectivamente.
En ese partido, Luis Arráez jugó en el jardín derecho, ya que el titular de esa posición, Greifer Andrade, se lesionó en el partido contra Brasil.
“Era uno de esos jóvenes que se destacaba del grupo, que sin tener el físico, era el que más ganas, corazón y béisbol tenía”, expresó Quintero sobre Arráez. “Siempre estaba dispuesto a cubrir cualquier posición”.
Sin embargo, Arráez terminó el Mundial bateando .400 (de 15-6) con un OPS de .933, mostrando sus primeras señales de lo que es hoy en día una máquina de hits y un atleta completo.
“Desde pequeño, he jugado en todas las posiciones, excepto la de receptor. Nunca me ha gustado esa posición”, dijo el nativo de San Felipe. “Siempre estaba preparado. Siempre he dicho que si estoy en la alineación, estoy contento, no importa en qué posición. Y eso es lo que hago aquí en Grandes Ligas también. Si me ven ahí, estoy contento y salgo a disfrutar”.
Si llega a lanzar, Arráez lo tomará con seriedad, siendo competitivo y mostrando la disciplina que lo caracteriza. No va a lanzar para que le conecten hits o jonrones, va a buscar los outs. Es algo que disfrutaría.