Alzar la voz para reclamar por derechos dentro de una cárcel venezolana es una sentencia para quienes se atrevan a hacerlo.
Ojalá la inmediatez con la que los castigan fuera la misma para resolver todos los problemas a los que sobreviven en un sistema penitenciario abandonado por el Estado.
Tal fue el caso de los presos políticos que están recluidos en el Centro Penitenciario Metropolitano Yare II, ubicado en el estado Miranda, quienes tras denunciar las medidas adoptadas por el nuevo director fueron aislados en una celda de 2×2.
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El equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) pudo conocer que hubo un cambio de comportamiento hacia los presos políticos que permanecen en el módulo 4, desde la designación del nuevo director y la ministra de Servicio Penitenciario.
Lo primero que hicieron fue decomisarles una cocina que tenían habilitada. En tanto, los familiares denunciaron que el director presuntamente cobra entre 10 y 30 dólares porque de lo contrario permite que los presos sociales ingresen al módulo 4 para amedrentarlos y extorsionarlos.
Asimismo, los familiares deben pagar hasta 10 dólares para que les dejen pasar bolsas con alimentos, y si se niegan corren el riesgo de que los insumos no sean entregados a los privados de libertad.
En otro orden de ideas, se conoció que los presos de Yare II no reciben una alimentación balanceada, pues el menú consta de una arepa sin relleno o con mortadela; arroz con granos o arepa con granos en el almuerzo, mientras que de cena reciben nuevamente arepa con mortadela.
Sin acceso a medicinas
La población penal del Centro Penitenciario Metropolitano Yare II padece por la falta de atención médica. Si alguien se enferma, no cuenta con insumos médicos y mucho menos con una atención adecuada.
De igual manera, en este penal hay presos con patologías como es el caso del Ing. Guillermo Zárraga, quien sufrió un síncope cardíaco y ha rebajado más de 30 kilos. Tiene problemas respiratorios y no puede caminar, aunado a que además fue operado de un bypass. Aún así no recibe ayuda.
Sumado a todo esto, la falta de agua potable ha causado que muchos presos presenten enfermedades intestinales. Cabe destacar que el consumo de aguas no aptas ocasiona este tipo de enfermedades, lo que los ha llevado a que ellos mismos se las ingenien para tratar de sanear el agua y para ello deben colarla hasta cinco veces, porque la que les llega a través de un camión cisterna tiene mucho barro.
Aislados en El Helicoide
En un hecho similar se encuentran los presos políticos Juan Caguaripano y Juan Carlos Monasterios, quienes se encuentran recluidos en la sede de El Helicoide en Caracas.
Estos presos políticos también fueron aislados tras reclamar sus derechos.
Una vez más, desde el OVP instamos a que se respeten los derechos humanos de todos los privados de libertad en Venezuela, considerando que su derecho a la vida, salud, alimentación, entre otros, son responsabilidad del Estado desde el primer día de su detención.
Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones