Desde el principio, fue un proyecto muy ambicioso. Tanto, que los ejecutivos de la 20th Century Fox evaluaron con recelo la idea que les había presentado el joven californiano George Lucas de una película de ciencia ficción que se desarrollaba en el futuro, con viajeros intergalácticos, seres peculiares y naves inimaginables. Aceptaron producirla después de las conversaciones de rigor.
A la hora de renegociar el contrato, en lugar de pedir un aumento de honorarios por su desempeño como director, Lucas logró que le cedieran los llamados “derechos basura”, es decir, los relacionados con los productos de mercadeo, libros, juguetes y banda sonora, además de un porcentaje por taquilla. No hubo objeciones. El 20 de agosto de 1973 las partes estamparon sus firmas en el documento que puso en marcha “La guerra de las galaxias”.
Nació entonces la que hoy día ocupa la segunda posición entre las sagas más productivas de la historia del cine, totalizando una recaudación en taquilla que supera los 10.000 millones de dólares y un beneficio por merchandising que sobrepasa los 24.000 millones de dólares cada año.
Primeros afiches
Después de ver la luz verde, George Lucas fundó su propia empresa de efectos especiales, para materializar todo aquello que había nacido en su cabeza. Con los recursos que existían, resultaba imposible alcanzar la calidad deseada. Junto a su equipo de trabajo desarrolló distintos artilugios que permitieron dar forma a las trepidantes secuencias que integran la película.
La labor creativa derivó en grandes innovaciones que quedaron de manifiesto a partir del 25 de mayo de 1977, cuando se concretó el estreno de “La guerra de las galaxias” (conocida actualmente como “Capítulo IV: una nueva esperanza”). Tanto la crítica como el público alucinaron con el planteamiento visual del largometraje. Sin saberlo o sabiéndolo, el cineasta inició una nueva revolución en el séptimo arte.
El lanzamiento apenas estuvo acompañado por algunos afiches que constituyeron el principal recurso de promoción. Sin embargo, la empresa Kenner puso a la venta una serie de figuritas que se agotaron rápidamente. La demanda por parte de coleccionistas llegó a tal punto que la misma compañía decidió envasar boletos de reserva hasta que se produjeran los nuevos lotes que serían distribuidos entre los interesados.
Comenzó así un negocio que se ha multiplicado con el paso del tiempo. Juegos de mesa, disfraces, muñecos, libros, videojuegos, álbumes de barajitas y cualquier cosa imaginable ha surgido de la saga que suma nueve títulos. Nada mal para el chamo de 29 años que olió el poder de la basura antes de que se pusiera de moda el reciclaje.
Estrella
Hasta 2012, los derechos de distribución de “La guerra de la galaxia” pertenecieron a 20th Century Fox. En la actualidad, forman parte del catálogo de The Walt Disney Company.
Tras el éxito de la primera cinta, en 1977, George Lucas asumió el reto de producir las dos siguientes para darle forma a la llamada “trilogía original”, que, además, sirvió de plataforma a una futura estrella de la industria: Harrison Ford, intérprete de Han Solo.
El éxito de la marca ha dado pie a 23 series, numerosas parodias e infinidad de referencias que la hacen parte de la cultura pop desde que surgió en el último cuarto del siglo pasado.