Si se considera que hay 110 millones de habitantes en Filipinas, no resulta realista pensar que absolutamente todos son aficionados al baloncesto. “Pero el número está muy cerca”, consideró Tim Cone, el principal entrenador profesional en el país. Y eso no sería una exageración. El Mundial de baloncesto comienza el viernes, diseminado en tres naciones – Filipinas, Japón e Indonesia. La sede principal será Manila, donde se realizarán los partidos que repartirán medallas a comienzos de septiembre. También en Filipinas se realizarán todos los partidos de Estados Unidos, el gran favorito.
Y es aquí donde los aficionados han esperado durante años esta oportunidad de ver a algunos de los baloncestistas más famosos en plena competición. “Es algo muy grande, el que los jugadores vengan acá, a diferencia de China. Todos van a China”, dijo Íñigo Herrera, de 25 años y quien trabaja en ventas para el negocio de su familia en Manila.
Los estadounidenses llegaron el martes por la mañana a Manila. Los recibieron en el aeropuerto funcionarios locales y organizadores del torneo. Numerosos fanáticos en motocicleta saludaron el paso de la caravana de autobuses.
El país sede, que declaró el viernes una Fiesta Nacional que implica el cierre de escuelas y de algunos negocios por el comienzo del Mundial, participa en el torneo y quiere hacer historia. Aunque hay pocas posibilidades de un milagro filipino en el torneo, hay un esfuerzo por reunir al menos a 32,617 espectadores en el primer encuentro del equipo nacional en el torneo, y por romper el récord de asistencia en un Mundial, impuesto en Toronto 1994, cuando Estados Unidos arrolló a Rusia en la final.
La semana pasada, se preguntó a Andreas Zaglis, secretario general de la FIBA, sobre las grandes emociones expresadas por los filipinos ante el Mundial. “No han visto nada todavía”, fue su respuesta.
El baloncesto es una pasión en Filipinas. Hay unas 25,000 canchas techadas en el país e incontables más al aire libre. Están por doquier, incluso con aros hechos de alambre de púas en algunos lugares.
Datos recabados por la NBA muestran que su tienda en internet puede enviar artículos a 215 ciudades y provincias en Filipinas. No hay un lugar en esa lista donde la liga no haya tenido un comprador de un jersey o de algún otro artículo oficial. “Es el deporte número uno del país, y definitivamente uno no puede decir eso del baloncesto en Estados Unidos o en otro lugar”, dijo el entrenador del Heat de Miami, Erik Spoelstra, asistente de la selección este verano y una especie de héroe nacional en Filipinas.