Con lágrimas en los ojos, Yulimar Rojas se recostó en la pista de Budapest este viernes, después de lograr en su último intento un salto de 15.08 m que le permitió ganar su cuarto título mundial al aire libre de manera consecutiva.
Comenzó con un salto nulo y el 14.33 m que obtuvo en su segundo intento la mantuvo en la pelea hasta el final, pero siempre en último lugar. Fue en su última oportunidad que logró acercarse a sus marcas habituales para extender su hegemonía y poder salir bien librada de una tarde muy complicada.
“Ha sido muy dramático todo… Ha sido una competencia diferente, muy dura para mí, no físicamente, sino psicológicamente”, expresó la campeona olímpica a la Corporación de Radio y Televisión Española, RTVE.
“(Pero) mi entrenador me ha preparado de todos los modos posibles para saber que hasta el último salto no se acaba la competencia”, completó la triplista, ahora siete veces campeona del mundo.
Yulimar estaba ansiosa, lidiando con la frustración de los saltos nulos, pero siempre confiaba en poder revalidar su título.
“Yo sabía que tenía el salto en mis piernas, que solamente tenía que enfocarme… Siempre que estoy en el pasillo, más en el último salto, siempre digo: esta es la última oportunidad, es aquí, no hay mañana, es ahora”, confesó.
“Al final usé toda esa terquedad del campeón para poder saltar y ganar”, agregó posteriormente en la zona mixta.
El compromiso es más fuerte
Consagrada como la máxima figura del Salto Triple, Yulimar sabe que no vivió su mejor noche, pero eso no la mortifica. Por el contrario, la anima a seguir esforzándose.
“Es verdad que tenía muchos años sin pasar por esto (casi perder), pero esto me motiva”, dijo con firmeza.
“Me hará entrenar más fuerte para encontrar de nuevo a esa Yulimar que con el primer salto, rápido, gana las competencias importantes”, concluyó con una sonrisa la ahora siete veces campeona del mundo.