El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil ha decidido castigar la homofobia y transfobia con penas de cárcel, considerándolo un delito sin derecho a fianza. Según el STF, estos delitos se equiparan a la injuria racial, que está contemplada como racismo, por lo que no se permitirá la fianza ni habrá tiempo de prescripción.
La Corte Suprema también ha corregido la interpretación que limitaba la aplicabilidad de la ley sobre injuria racial que fue sancionada por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Con esta ley, el STF ha atendido la solicitud de la Asociación Brasileña de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestís, Transexuales e Intersexos (ABGLT) de considerar las ofensas contra la comunidad LGTBI+ como injuria racial.
Según la legislación brasileña, aquellos que ofendan el honor de una persona por su género u orientación sexual serán tratados de la misma manera que aquellos que discriminan por raza, color, etnia, religión u origen.
En cuanto a la legislación sobre la transfobia y homofobia en Brasil, en 2019 se consideraba que estos delitos eran equivalentes al racismo. Sin embargo, la interpretación de la Ley de Injuria Racial quedó en duda en los casos de personas LGBTIQ+. En diciembre de 2022, el Congreso de Brasil aprobó penas de uno a cinco años de cárcel para la homofobia y transfobia.
Además, la nueva legislación establece que aquellos condenados por injuria racial en estadios estarán prohibidos de ingresar a los mismos durante tres años después de cumplir su pena de cárcel.
Otros países que también penalizan la discriminación por orientación sexual son Dinamarca, Francia, Países Bajos y Austria.