¿Quién legitima la violencia? Reflexiones sobre el caso Teillier (PC). El reciente fallecimiento de Guillermo Teillier, dirigente histórico del Partido Comunista de Chile, trae a la memoria uno de los capítulos más controversiales de la historia reciente del país.
A menos de dos semanas para la conmemoración de los 50 años del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, las heridas aún parecen abiertas.
Su fallecimiento y confesión
En el duelo nacional decretado por el presidente Boric en honor a Teillier, destaca “su entrega a Chile y su esfuerzo por construir una sociedad más justa”. Sin embargo, también recuerda su reconocimiento de haber autorizado el operativo llevado a cabo por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), que atenta contra Augusto Pinochet en 1986, dejando como saldo la muerte de cinco escoltas y once personas heridas.
El asalto, perpetrado en La Cuesta Las Achupallas, es un recordatorio vívido de la violencia que ha marcado a la nación. La comitiva presidencial fue emboscada, resultando en la muerte de los uniformados que acompañaban a Pinochet. Este acto, dentro de la lucha armada contra la dictadura, despierta debates éticos profundos sobre el uso de la violencia en contextos políticos, incluso al enfrentar regímenes injustos.
Desde la filosofía
Desde una perspectiva filosófica, grandes pensadores han reflexionado sobre la justificación de la violencia. Kant afirmaba que las personas nunca deben ser tratadas como medios, sino como fines en sí mismas. Rousseau planteaba que la sociedad corrompía la naturaleza humana, llevándola hacia la violencia institucionalizada.
Históricamente, la justificación selectiva de actos violentos ha perpetuado conflictos en diversas sociedades. Ya sea en la Guerra de los Treinta Años o en la Guerra Civil Española, las divisiones ideológicas y la justificación de la violencia por uno u otro bando ha dejado cicatrices que tardan siglos en sanar. Chile no es la excepción.
El golpe de 1973 y sus consecuencias son testimonio de esto. Tomás de Rementería, del partido socialista, ha resaltado que existe un “derecho a rebelión”, refiriéndose al rol de Teillier en la desestabilización del gobierno militar. Sin embargo, ¿dónde trazamos la línea entre la resistencia legítima y el acto terrorista? ¿Es éticamente defendible causar la muerte de inocentes en pos de un bien mayor?
La justicia y la memoria
La memoria histórica y la justicia deben ir de la mano. Para que Chile pueda mirar al futuro sin repetir los errores del pasado, es fundamental no caer en visiones parcializadas que legitiman la violencia dependiendo de quién la ejecute. Como señaló George Santayana: “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Es vital promover el diálogo y la reconciliación, asumiendo las complejidades de un pasado que aún duele.
Hannah Arendt advirtió que la legitimación de la violencia en nombre de “ideales” puede llevar a una justificación de cualquier acción violenta, incluso aquellas que atenten contra la vida y la dignidad humana. Además, esta legitimación puede generar una espiral de violencia que se retroalimenta y se vuelve cada vez más difícil de controlar.
El llamado es a la reflexión profunda y al entendimiento. Solo así, reconociendo y asumiendo todas las formas de violencia, Chile podrá cicatrizar sus heridas y construir un futuro de paz y unidad.
¿Quién legitima la violencia? Reflexiones sobre el caso Teillier (PC Chile)