El presidente de Datincorp considera que las primarias deben ir más allá de un torneo de egos
“Yo no sé dónde están parados ellos. Yo todavía no entiendo cómo es que logran convocar un proceso de esa magnitud sin definir cuál es el objetivo de ese proceso ¿Cuál es el objetivo de esas primarias?”. La interrogante la hizo el presidente de la encuestadora Datincorp, Jesús Seguías, en un análisis acerca de los objetivos, no solo de las primarias a efectuarse el 22 de octubre, sino de la oposición en general, con miras venideros procesos como las presidenciales del 2024.
Las preguntas las planteó en una entrevista con Unión Radio, pero van complementadas con un artículo de opinión, donde hace una serie de recomendaciones la coalición antimadurista, comenzando por presentar “un candidato adecuado para las presidenciales de 2024”.
“La oposición tiene que definir si esto (las primarias) es un torneo de vanidades personales o es un hecho político para dilucidar quién sería la persona más adecuada (…), en el país”, dijo.
Definir el objetivo
Según el experto en opinión pública, “si la oposición venezolana quiere tener éxito en sus próximos retos políticos y electorales, debe definir cuál es su objetivo inmediato”.
En este sentido considera que “sin que quepa espacio para las dudas, las crisis política y económica conforman la esencia de ese objetivo”.
El paso siguiente, a su juicio, una vez aclaro el punto anterior, “se pasaría a diseñar las estrategias necesarias para alcanzarlo. Es decir, con el objetivo en la mano es como sabremos dilucidar si llegó la hora de entrar en el Modo Solución o seguir en el Modo Combate”.
Sobre el tema, Seguías dio una pista y es que “82% de los venezolanos considera que la crisis económica y la mala calidad de vida son más relevantes que la crisis política. Nunca olvidemos que en democracia los políticos se deben a los ciudadanos”, recordó.
La crisis económica
Igualmente, resaltó que “la crisis económica -que sin duda es el resultado de una crisis política- es el epicentro de una mega crisis que alcanza dimensiones humanitarias (pobreza, diáspora, pésimos servicios públicos)”.
Por lo cual, “para la mayoría absoluta de los venezolanos, la solución de la crisis económica es la que debe marcar la pauta en la toma de decisiones de nuestros políticos de oficio, pero lamentablemente eso no ha sido posible en los últimos 10 años”.
Argumenta que tanto “el gobierno y la oposición estuvieron enfocados hasta hace poco en la crisis política, en definir quién controla el poder, y -lo peor-, pretendiendo solucionarla montados en un ring de boxeo (combinado con lucha libre, es decir, lucha sucia), dándose pescozones mortales sin generar resultados tangibles que beneficien al país”.
En consecuencia, cree que “el objetivo fundamental, tanto del gobierno como de la oposición, consiste en diseñar estrategias que ayuden a superar la crisis política. Sin embargo, estas deben estar perfectamente alineadas con la solución de la crisis económica. No tiene sentido priorizar una relegando la otra. Hay que resolver ambas a la vez. Y aquí es donde entramos en la hora de las definiciones”.
El presidente de Datincorp aclara que “un cambio de gobierno no resuelve de manera automática la crisis económica. Quizás hasta puede agravarla. Todo depende de cómo se produzca el cambio. Si se hace de manera fáctica, compulsiva, excluyente, vengativa, sin duda la crisis se profundizará”.
Lo que se necesita
En medio de este panorama el encuestador recuerda lo que necesita Venezuela:
“Una cifra superior a los 50 mil millones de dólares para iniciar la reconstrucción del país y poner a marchar de nuevo el aparato productivo”.
Pero, alerta que “ni el estado venezolano ni la banca internacional ni la ayuda de otros países están en capacidad de cubrir ese monto. El aporte mayor lo harían los inversionistas privados nacionales y extranjeros”.
Además, “en el caso Venezuela, los inversionistas privados exigen 3 condiciones para traer su capital: absoluta paz social y política, un marco jurídico confiable, y un gobierno que respete los acuerdos. Nunca olvidemos que no hay nada más cobarde que el capital”.
Por tanto, asegura que “la crisis económica sólo puede resolverse a través de un desenlace político ordenado, consensuado entre gobierno y oposición, y de carácter electoral. La teoría de la confrontación va en dirección contraria al objetivo”.
Por ello insiste en “la necesidad de definir claramente el objetivo antes de ir a la calle a divulgar ideas que no conducen a ningún lugar. Peor aún, ni siquiera ayudan a resolver la crisis que conmueve a la nación. Los buenos políticos siempre, pero siempre tienen un alto sentido de responsabilidad social”.