Un informe publicado por UNICEF este miércoles destaca un nuevo récord de niños migrantes en América Latina, los cuales se encuentran en creciente riesgo.
La migración infantil en América Latina y el Caribe se ha convertido en una de las mayores y más complejas crisis mundiales, con un número récord de menores desplazándose a lo largo del continente en busca de una vida mejor, ya sea con o sin sus familias, según una alerta emitida por UNICEF.
El informe detalla que en la actualidad existe una mayor diversidad en las nacionalidades y antecedentes de los niños migrantes en América Latina, más de la que se había visto en décadas.
“De manera alarmante, la violencia de las pandillas, la inestabilidad, la pobreza y los eventos relacionados con el clima están tomando control de la región y empujando a más niños a abandonar sus hogares”, dijo Garry Conille, director de UNICEF para América Latina y el Caribe.
“Cada vez hay más niños en movimiento, a edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen”, afirmó.
La selva del Darién entre Colombia y Panamá, la migración saliente desde Venezuela y los puntos clave de tránsito en el norte de Centroamérica y México, son los tres principales puntos de desplazamiento donde se encuentran los niños, según UNICEF.
Un informe previo de la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas detalla que más de 330,000 personas han cruzado la peligrosa selva del Darién este año, y de ellos, uno de cada cinco eran niños.
Según UNICEF, el 91% de los niños que se desplazan por estos puntos de tránsito clave tienen menos de 11 años. Solo el año pasado, al menos 92 niños migrantes murieron o desaparecieron mientras transitaban por América Latina y el Caribe, más que en cualquier otro año desde 2014.
“Los gobiernos y los socios humanitarios deben priorizar la unidad familiar, el interés superior del niño, la identidad legal y el acceso a servicios que salvan vidas al desarrollar e implementar respuestas políticas”, dijo la agencia.
Los riesgos que enfrentan estos menores durante su viaje hacia el norte van desde la explotación sexual hasta diferentes formas de trabajo infantil para pagar sobornos a los traficantes.
Aunque los niños representan menos del 15% de la población migrante en todo el mundo, en América Latina y el Caribe representan el 25% de las personas en movimiento, según el informe.
En Venezuela, por ejemplo, UNICEF estima que hay más de 3.8 millones de niños que necesitan asistencia humanitaria.
El informe también hace referencia a los “ciclos de desventaja” que han perpetuado la migración en los países de América Latina. En Centroamérica, por ejemplo, la violencia y la falta de acceso a una educación de calidad; en Venezuela, el acceso irregular a agua potable y electricidad, así como la contracción de la economía, un fenómeno que se repite en Haití.
Los desastres climáticos, como inundaciones, sequías, huracanes y terremotos, además de la pandemia, también han sido factores de movilidad.
Además de los riesgos derivados de la violencia, los niños migrantes también se enfrentan a tener que caminar durante días o incluso semanas mientras cruzan diferentes países, en muchos casos con cantidades insuficientes de alimentos y acceso limitado a agua potable, alojamiento y saneamiento, resaltó UNICEF.
Ante esto, los niños corren el riesgo de sufrir diarrea, enfermedades respiratorias, deshidratación por la falta de agua potable, enfermedades transmitidas por insectos y ataques de animales salvajes.
Una población adicional en riesgo son los niños indígenas, quienes no tienen acceso adecuado a servicios de protección tanto en los países de tránsito como de acogida. Niños indígenas de Guatemala, por ejemplo, han tenido que realizar trabajo infantil mientras migran a través de México.
UNICEF instó a los países miembros de las Naciones Unidas a invertir en los países de origen de la migración para mejorar el acceso a servicios y prevenir la violencia o la falta de oportunidades que llevan a este fenómeno, así como a ampliar las vías legales de migración para niños y familias, fortalecer los servicios fronterizos dedicados a los niños y combatir la xenofobia.