Chile conmemoró el lunes 50 años del golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, que dio paso a una cruenta dictadura militar. El régimen encabezado por el general Augusto Pinochet (1973-1990) dejó un saldo de 3.200 asesinados, incluidos 1.469 desaparecidos. Medio siglo después, hay 297 represores condenados y 1.300 procesos por violaciones a los derechos humanos abiertos.
En el #CocuyoClaroyRaspao de este jueves, Luz Mely Reyes y Xabier Coscojuela conversaron sobre este tema con la periodista Erika Hidalgo, nacida en Chile, pero con varios años radicada en Venezuela, quien narró un poco lo que ella misma vivió durante su infancia en su país de origen y lo que a lo largo de este medio siglo, en el que junto con su familia debió exiliarse.
Hidalgo afirma que actualmente, tras cinco décadas, Chile se muestra dividido por múltiples factores, entre ellos la desigualdad social.
“Los horrores siguen saliendo a la luz y eso divide a los chilenos. Chile está dividido porque en Chile el 1% de los más ricos, se lleva el 25% de la riqueza del país”, dijo.
Historia de un golpe
Ese 11 de septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas de Chile tomaron el Palacio de la Moneda y derrocaron al presidente Salvador Allende. A partir de entonces, el país vivió una dictadura militar caracterizada por múltiples violaciones a los derechos humanos hasta que, en 1990, terminó mediante un plebiscito.
Allende fue el primer presidente socialista en llegar al poder por voto popular en la historia con un proyecto que suscitó admiración en muchos lugares del orbe, convirtiéndose así en un personaje reconocido mundialmente.
La sangrienta dictadura en Chile, encabezada por Augusto Pinochet, ocurrió en un momento de la Guerra Fría en que el ya se habían instaurado gobiernos golpistas en varios países de Sudamérica: Bolivia, Brasil, Paraguay, Ecuador, Perú y Uruguay, en tanto que Argentina se sumó a la lista en 1976. Guatemala, Honduras, Haití y Panamá, también sufrían dictaduras durante ese periodo.
Pinochet dejó la presidencia en 1989, mantuvo el control del ejército hasta 1998 y continuó siendo una figura influyente en la política chilena. Ese mismo año, fue arrestado en Londres, pero evitó ser juzgado por sus problemas de salud y pudo regresar a Chile en el año 2000, donde tuvo que hacer frente a varios procesos legales.
Finalmente, murió en 2006 sin haber sido condenado por las violaciones de derechos humanos cometidas durante su régimen.