A menos de una semana de cumplirse el primer aniversario de la muerte de Jina Mahsa Amini, su familia se dirigió al público iraní a través de Instagram el 8 de septiembre para anunciar que realizarán un duelo en su tumba el 16 de septiembre. La familia desea celebrar un servicio funerario religioso y tradicional por su amada hija, quien falleció el año pasado. Sin embargo, la familia ha estado bajo vigilancia de las fuerzas de seguridad desde entonces.
No solo la familia de Mahsa Amini está siendo vigilada por las autoridades, sino que también se están monitoreando muchos cementerios del país para evitar aglomeraciones que puedan desencadenar protestas, tal como ocurrió el año pasado.
El funeral de Jina Mahsa Amini marcó el inicio de las mayores y más prolongadas protestas en Irán desde la fundación de la República Islámica en 1979. Durante estas manifestaciones, las mujeres jóvenes se quitaron el pañuelo, con el lema “Mujer, vida, libertad”. El Gobierno respondió con represión y violencia masivas, y según organizaciones independientes de derechos humanos, al menos 527 manifestantes fueron asesinados, incluyendo 17 menores, entre septiembre de 2022 y enero de 2023.
Estas protestas han tenido un impacto significativo en la sociedad iraní, especialmente en la forma en que las mujeres se presentan en público. A pesar de las medidas punitivas más estrictas, muchas mujeres se niegan a usar el pañuelo obligatorio, considerándolo un símbolo de opresión y humillación sistemáticas.
El escultor iraní Barbad Golshiri, quien vive actualmente en París, opina que este movimiento progresista traerá resultados a largo plazo y está desafiando los valores impuestos desde arriba por los déspotas desde la década de 1980.
El Parlamento iraní aprobó una ley en agosto que impone sanciones más severas por incumplir los códigos de vestimenta islámicos, incluyendo hasta 15 años de cárcel por infracciones repetidas. También se castiga la publicación en Internet de fotos de mujeres sin velo y se prohíbe la salida del país. Además, se amenaza con cerrar supermercados, restaurantes y museos que permitan la entrada de mujeres sin velo, mientras que las mujeres religiosas estarán más protegidas. Insultar a mujeres con velo puede llevar a seis meses de prisión y 74 latigazos.
Estas protestas han dejado una marca en la sociedad iraní y han generado cambios significativos en la forma en que las mujeres se perciben a sí mismas y en cómo desafían las normas impuestas por el gobierno.