El Papa Francisco viaja este viernes (22.09.2023) a Marsella (sureste de Francia) para alertar sobre el drama que viven los migrantes en el Mediterráneo, en medio del debate en Europa sobre la acogida de refugiados.
Desde Venezuela hasta Centroamérica y México, pasando por Estados Unidos, África y Oriente Medio, los migrantes son una prioridad para el pontífice, quien suele expresar el dolor por las tragedias que sufren.
“El Mediterráneo es un cementerio. Pero no el más grande: el cementerio más grande es el norte de África”, advirtió el jesuita argentino de 86 años a la prensa en agosto.
La ruta del Mediterráneo está considerada como la más peligrosa del mundo. Más de 28.000 migrantes han desaparecido en sus aguas desde 2014 al intentar alcanzar Europa desde África, según la OIM.
En homenaje a esos migrantes fallecidos en el mar, el sumo pontífice rendirá homenaje ante un memorial próximo a la basílica de Notre Dame de la Garde, conocida como la “Buena Madre”, en uno de los momentos más esperados de su viaje.
Tras una plegaria en la basílica, se dirigirá hacia las 18:00 (16:00 GMT) al memorial con vistas al mar Mediterráneo, que ya ha visitado en ocasiones anteriores para pedir la acogida de migrantes.
Desde un campo de refugiados en Lesbos, isla griega emblema de la crisis migratoria, Francisco ya denunció a finales de 2021 el “naufragio de la civilización” que abandona a estas personas que huyen de sus países.
Pero, en una Europa donde la acogida divide y enfrenta a gobiernos, sus palabras irán dirigidas principalmente hacia la ultraderecha y la derecha conservadora, que advierten sobre una supuesta “invasión” migratoria.
Su visita coincide con la llegada de miles de migrantes días atrás a la isla de Lampedusa, lo que obligó a la Unión Europea (UE) a adoptar un plan para ayudar a Italia a gestionar esta ruta migratoria procedente del norte de África.
El Papa Francisco ya ha advertido que su viaje no es una visita oficial a Francia, sino que busca clausurar un encuentro entre obispos y jóvenes del Mediterráneo, con las desigualdades, el diálogo interreligioso o el cambio climático en la agenda.