Cientos de migrantes, principalmente venezolanos, se encuentran varados en Nuevo León, en el norte de México. Esto se debe a que la empresa Ferromex suspendió temporalmente sus trenes debido al aumento de extranjeros que buscaban utilizarlos como medio de transporte para llegar a la frontera con Estados Unidos.
El objetivo de estos migrantes es llegar a la frontera de Piedras Negras, en Coahuila, y cruzar hacia Estados Unidos para solicitar asilo humanitario.
En un improvisado campamento, estas personas enfrentan altas temperaturas, sed y falta de alimentos. Entre ellos se encuentran familias enteras, incluyendo menores de edad y mujeres embarazadas.
Sin embargo, estos migrantes no han podido avanzar en su camino hacia la frontera debido a que Ferromex no ha reactivado sus viajes. José Ángel, un venezolano, comentó que han sufrido abusos por parte de la policía, además de sed y hambre. Permanecen cerca de las vías del tren, esperando que pronto se reactiven los viajes para continuar su travesía en busca del “sueño americano”.
A pesar de las difíciles condiciones en las que se encuentran, estos migrantes se niegan a ser asegurados por el Instituto Nacional de Migración (INM) y ser llevados a un refugio. En un intento por asegurar a los extranjeros, elementos del INM, la Guardia Nacional y el Ejército realizaron una redada el sábado, pero los migrantes se dispersaron entre los vagones y los caminos cercanos.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la inseguridad, la violencia y las condiciones socioeconómicas son los principales factores que llevan a miles de migrantes a abandonar sus países y cruzar México en busca de llegar a Estados Unidos. Además, la pandemia de COVID-19 ha provocado una nueva oleada migratoria en la región, con una mayor variedad de nacionalidades de migrantes que cruzan por el país.
En El Paso, Texas, el alcalde Oscar Leeser ha señalado que el creciente flujo de migrantes en busca de asilo en Estados Unidos ha llevado a la ciudad a “un punto de quiebre”. La ciudad recibe actualmente un promedio de 2.000 migrantes diarios, la mayoría provenientes de Venezuela. Las instalaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) albergan a unos 6.500 migrantes, mientras que otras 2.000 personas esperan en el lado mexicano para cruzar la frontera.
Ante esta situación, las autoridades locales han abierto un nuevo albergue en el noreste de la ciudad y han alquilado cinco autobuses con destino a Nueva York, Chicago y Denver. Según Leeser, solo el 1 % de los migrantes que llegan a El Paso tienen la intención de quedarse, mientras que la mayoría busca trasladarse a grandes ciudades.
En resumen, cientos de migrantes venezolanos permanecen varados en el norte de México, padeciendo abusos policiales y difíciles condiciones, mientras buscan llegar a la frontera con Estados Unidos. Esta situación ha llevado a las autoridades locales a enfrentar un desbordamiento en la capacidad de los albergues y a buscar soluciones para lidiar con el creciente flujo migratorio.