Si hay algún país que pueda presumir de ver surgir jugadores desde las arenas de sus infinitas playas, ese es Brasil. De esas partidas bajo el inclemente sol y cuerpos dorados surgen como de la nada los cracks, jóvenes capaces de inventar con cada jugada un nuevo y creativo truco para el deleite de aquellos afortunados que tienen la oportunidad de presenciarlo.
Sin embargo, de vez en cuando extrañamos no ver en la alineación de la selección brasileña a algunos nombres imprescindibles. En los recientes partidos del Premundial, contra Bolivia y Perú, no apareció Lucas Paquetá, un feroz atacante que parecía ser un baluarte muy apreciado. Entonces, podríamos decir, como alguna vez escuchamos a un cantor, que “en lo prohibido brilla, astuta, la tentación”.
Y parece que Paquetá ha caído en la trampa del bosque de la seducción, acusado en estos días de estar involucrado en el oscuro y turbio mundo de las apuestas junto a Luiz Enrique, otro jugador de élite de la misma nacionalidad.
El refrán popular dice que “la avaricia rompe el saco”, y para estos dos futbolistas, la frase encaja perfectamente. Jugadores del fútbol europeo, Lucas Paquetá del West Ham United (Inglaterra) y Luiz Enrique del Betis (España), obtienen jugosas sumas de dinero por su fútbol, bolsas de dinero que nunca soñaron ganar en su juventud; pero como se dice, el que más tiene, más quiere tener.
Es la provocación del dinero, que en el deporte actual, tan millonario y poco dado al recato y la cordura, es capaz de arrastrar en su locura a las buenas costumbres de sus protagonistas.
El Manchester United, campeón de la Premier League, estaba tras los pasos de Paquetá, pero todo este escandaloso asunto de las apuestas ha ensuciado la negociación y ha llevado al equipo inglés a desistir. Lucas Tolentino Coelho de Lima, apodado Paquetá, como una isla frente a Río de Janeiro conocida por su tranquilidad y donde no se permiten autos, está ahora envuelto en un caos. Ironías de la vida, un amor en busca de una gloria efímera surgida del dinero mal habido.
Ahora pasamos de esas estridentes ligas a lo que sucede en el fútbol venezolano. De vez en cuando se escuchan voces sobre el arreglo de partidos, aunque en una dimensión completamente diferente debido a las diferencias en todos los aspectos. Hasta ahora, solo el escándalo en el que se vio envuelto Trujillanos hace algunos años ha resonado en los medios de comunicación; las sumas de dinero, como es lógico pensar, son diminutas en comparación con las que se manejan en las ligas europeas.
No se ha podido demostrar públicamente el arreglo de resultados, aunque es posible descubrirlo cuando estos deciden la entrada a un torneo internacional. Porque aquí es donde se juega realmente: jugar la Copa Libertadores o la Sudamericana representa salvar el año y un poco más. ¿Habrá alguien que se atreva?
El fantasma acecha. La tentación de las apuestas acecha desde todos los puntos cardinales. En Brasil se ha desatado una investigación sobre la manipulación de partidos descubierta a través de la intervención de líneas telefónicas entre jugadores y apostadores, y en Chile acaban de prohibir los juegos de azar en línea, una medida que también se está considerando en Perú, donde operan alrededor de cincuenta casas de apuestas.
En Colombia también han proliferado, y esto es evidente en la televisión por cable. El fútbol mundial no podía escapar a este fenómeno imparable, ya que los futbolistas y los aficionados buscan soluciones a sus inquietudes en busca del dinero fácil.
Por eso han surgido las apuestas legales, muchas de las cuales se pueden hacer desde casa, aunque este movimiento, según revelan algunos estudios serios, podría estar cambiando para mal la naturaleza del deporte.