Bianca Padró Ocasio | Red Investigativa Transfronteriza de OjoPúblico
Este reportaje se publica como parte de una alianza con OjoPúblico.
Al principio, nadie se alarmó. Las embarcaciones artesanales de Puerto Hualtaco, en el pueblo costero de Huaquillas, en Ecuador, muy cerca de la frontera con Perú, habían comenzado a amanecer con cobertores de color rojo o negro sobre sus motores. El crimen violento seguía aumentando y, con esa tendencia, aumentaban también aquellos forros en las lanchas de los puertos.
Pronto se supo qué significaban esos cobertores: ese pescador había comenzado a pagar una extorsión de alrededor USD 30 mensuales a una de las dos redes vinculadas a pandillas de narcotraficantes en Ecuador, con el fin de asegurar su trabajo y, también, su vida. El color del forro identificaba a la banda responsable de cobrar el cupo.
En pocos meses, entre los miembros de esas dos pandillas –Los Lobos y Los Choneros–, se habían distribuido las zonas y comenzado a extorsionar a todos los pescadores. O casi todos. Menos a Renato*. Los intentos por amedrentarlo no faltaron, cuenta el pescador de 50 años que, ahora, vive en Estados Unidos. Miembros de una de las pandillas le intentaron robar la embarcación de 11 metros, con la que pescaba conchas y llevaba turistas hasta la isla de San Gregorio para complementar sus ingresos.
Sin embargo, a principios de agosto del año pasado, la situación se tornó mucho más seria para él. Un grupo de hombres lo alcanzó cerca del Puerto Hualtaco montados en dos motos. No logró identificarlos, pero le exigieron su pago mensual. Había llegado su momento de pagar la extorsión y ponerle un forro a su motor. Pero se rehusó.
“Lo que les dije fue que no les iba a pagar”, cuenta Renato, y recuerda que ellos le contestaron: “Vas a ver lo que te pasa si no pagas”.
En ese momento, lo que lo salvó fue que las autoridades de Huaquillas, en la frontera con Perú, arrestaron a un grupo de pandilleros. En este grupo estaban los que lo habían amenazado. Pero, al día siguiente, dice el pescador, las autoridades ecuatorianas soltaron a todos los detenidos.
“Es una cosa bien grave que estamos pasando en Ecuador ahorita”, dice. “Al otro día, vendí la embarcación”. De los USD 9.000 que pagó por su bote en 2014, solo recuperó una fracción. Con ese dinero, decidió migrar a Estados Unidos.
La prisa que tuvo Renato para huir de su país, en agosto de 2022, la han tenido muchas otras personas en Ecuador durante los últimos tres años. El aumento del crimen ligado al narcotráfico, incluyendo las redes de extorsión, los robos, secuestros y homicidios, impulsó la emigración ecuatoriana en la región.
Según el Instituto Igarapé, un centro de investigación ubicado en Brasil, Ecuador se ha convertido en el país con el mayor crecimiento de asesinatos en Latinoamérica, con una tasa de homicidios del 26,7 por cada 100.000 habitantes, más alta incluso que las de México y Colombia.
En la mayoría de los casos, los migrantes ecuatorianos se han visto forzados a tomar una de las rutas más arriesgadas para llegar a Estados Unidos: la selva tropical del Darién. El tramo, conocido como el Tapón del Darién, conecta a Sudamérica con Centroamérica, a través de Colombia y Panamá. Cruzando ese lugar han muerto o desaparecido, por lo menos, 326 migrantes desde 2014. Esta parte del bosque no tiene carretera, la única forma de atravesarlo es a pie.
El volumen de personas tomando esa ruta ha crecido tanto en los últimos años que, según el gobierno de Panamá, solo entre enero y agosto de este año más de 320.000 personas la han realizado. Esa cifra supera de lejos todo el 2022, cuando alrededor de 250.000 personas lo atravesaron.
Aunque la crisis de emigración de Venezuela se conoce bien por su magnitud histórica y la cobertura mediática que ha recibido, se sabe mucho menos de los migrantes de otros países sudamericanos –sobre todo de Ecuador, Perú, Chile, Brasil y Colombia– que arriesgan sus vidas buscando atravesar la geografía del Darién.
Como parte de una investigación de la Red Transfronteriza de OjoPúblico, Migrar en Latinoamérica, se identificó que durante los últimos años el número de ecuatorianos, chilenos, colombianos, brasileños y peruanos que atraviesan esta selva espesa con el objetivo de llegar a Estados Unidos se ha elevado de manera considerable.
Solo entre enero del 2020 y julio de este año el número de personas de estos cinco países que ha cruzado el Darién suma 163.124, lo que representa el 51% del total. Estas cifras expresan los niveles de crisis y emergencia en los países de origen mencionados.
En el caso de Ecuador –que enfrenta una ola de violencia impulsada por el narcotráfico– los migrantes de ese país conforman –después de Venezuela (291.803) y Haití (144.090)– el tercer grupo más grande que ha transitado de forma irregular por el Darién en ese lapso de tiempo: 64.677 personas.
En cuarto lugar se encuentran los cubanos (24.806), en quinto lugar están los chilenos (15.678), seguidos por los brasileños (14.889) y los colombianos (13.541). Perú ocupa el puesto 13, con 3.200 personas que han atravesado esta selva con el fin de llegar a los Estados Unidos.
Esta información también ha sido constatada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), cuyos voluntarios brindan servicios a los migrantes que cruzan por el Darién.
La migración de peruanos a través de Panamá es también una tendencia muy reciente. El año 2020 se registró solo a cuatro migrantes pasando por el Darién; y en el 2021, a ninguno.
Los números comenzaron a subir de mayo a noviembre del año pasado: un patrón que coincide con el freno del crecimiento económico en el Perú y el incremento de la tasa de pobreza tras la pandemia. Esta emigración también se da en un contexto de aumento de la violencia y el crimen en las principales ciudades peruanas desde el 2021.
Entre enero y diciembre del año pasado, 1.543 peruanos cruzaron la espesa selva del Darién, y solo este año –entre enero y julio– ya sumaban 1.656 personas. La tendencia sigue creciendo.
El perfil de los migrantes cruzando el Darién es tan variable como el contexto de los países que lo impulsan. Desde el año pasado, por ejemplo, los migrantes de China, República Dominicana y la India que cruzan esta zona han ido aumentando.
Esta versión del reportaje ha sido acortado por Efecto Cocuyo. Puede acceder a la versión completa en español en OjoPúblico.