“Diáspora venezolana respira hasta bajo el agua” Por Braulio Jatar . En medio de un desafío que ha trascendido lo imaginado, la diáspora venezolana ha demostrado una tenacidad sin igual. Se han enfrentado a un escenario que parecía imposible, aprendiendo no solo a adaptarse, sino a literalmente respirar bajo el agua.
Sumergidos en tierras extrañas
Esta metáfora no es solo una figura literaria, sino un testimonio de la habilidad de esta comunidad para afrontar lo desconocido. Así como el pez se sumerge en las profundidades del océano, los venezolanos en la diáspora se han sumergido en tierras extrañas, adaptándose a condiciones que nunca antes habían imaginado.
El cambio no ha sido solo geográfico, sino también cultural y emocional. En un nuevo país, con costumbres y lenguaje diferentes, enfrentarse a lo desconocido es una tarea abrumadora. Sin embargo, los venezolanos han demostrado no solo una resistencia sorprendente, sino una capacidad impresionante para no solo sobrevivir en estas condiciones, sino también para prosperar.
Esta experiencia se asemeja a un oxímoron, la yuxtaposición de conceptos opuestos. La dualidad de anhelar la tierra que dejaron atrás y, al mismo tiempo, abrazar la oportunidad de crecimiento y desarrollo en su nuevo hogar es una realidad palpable.
La diáspora venezolana deja un legado de resiliencia y determinación. Es un testimonio de cómo los seres humanos pueden enfrentar desafíos aparentemente insuperables y encontrar la fuerza para seguir adelante. Han aprendido a respirar bajo el agua y, en ese proceso, han conquistado océanos de adversidad. Cada paso de la diáspora venezolana es una lección de valentía y determinación. Su capacidad para no solo sobrevivir, sino para prosperar en condiciones tan difíciles, es un recordatorio de la increíble capacidad de admirables venezolanas y venezolanos para hacer lo imposible para alcanzar su futuro.