En medio de una grave crisis económica, el candidato presidencial del oficialismo peronista se encuentra a cargo de manejar la economía del país. Por otro lado, una candidata con vínculos en la Juventud Peronista apela al voto antiperonista. Además, un libertario sin estructura partidaria, que se refiere a la moneda local como “excremento” y utiliza una motosierra como símbolo de su plan para recortar el Estado, aparece como el favorito en las encuestas. Sin importar cómo se mire, las elecciones que se llevarán a cabo en Argentina el próximo domingo parecen desafiar la lógica política del país.
Según el analista político argentino Rosendo Fraga, estas elecciones son las más disruptivas y producirán un cambio más fuerte desde 1946. El contexto en el que los argentinos elegirán a su próximo presidente, la mitad de sus diputados y un tercio del Senado es atípico en sí mismo. A diferencia de elecciones anteriores, las encuestas indican que esta vez no son dos, sino tres los candidatos presidenciales con posibilidades de ser elegidos o pasar a una segunda vuelta. Los tres candidatos son el antisistema Javier Milei, el ministro de Economía Sergio Massa y la conservadora Patricia Bullrich.
Esta elección “de tres tercios” ha desafiado el orden político establecido en el país desde la aparición del peronismo como fuerza dominante en la década de 1940. Según Fraga, desde entonces, la política argentina ha girado en torno al peronismo y al antiperonismo. Sin embargo, en esta elección ha surgido un candidato como Milei, que no se identifica ni con el peronismo ni con el antiperonismo.
Si ninguno de los candidatos logra obtener al menos el 45% de los votos o el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo candidato, habrá una segunda vuelta entre los dos primeros el 19 de noviembre.
Javier Milei, conocido por su discurso agresivo contra la “casta política”, ha sido comparado con figuras como Jair Bolsonaro y Donald Trump. Desde que ganó su primera elección como candidato a diputado hace dos años, este economista autodenominado anarco-capitalista ha experimentado un ascenso sorprendente, respaldado por votantes frustrados y menores de 30 años.
Su propuesta de dolarizar la economía y cerrar el Banco Central ha resonado en un electorado que se enfrenta a un declive económico, con el 40% de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza y una inflación anual que alcanzó el 138% en septiembre, según cifras oficiales.
Por otro lado, Sergio Massa, actual ministro de Economía y candidato del peronismo en el gobierno, se presenta como una alternativa a la gestión impopular del presidente Alberto Fernández. Aunque varias encuestas lo colocan en segundo lugar, es incierto cómo afectarán el deterioro económico y los recientes escándalos en la provincia de Buenos Aires, donde se concentra casi el 40% de los votos peronistas.
Patricia Bullrich, candidata de la coalición Juntos por el Cambio, apela al voto antiperonista para tener una oportunidad de pasar a una segunda vuelta. Aunque el peronismo ha tenido la capacidad de regenerarse políticamente, muchos políticos peronistas han terminado militando en otros partidos. Bullrich acusó a Milei de llenar sus listas con figuras del aparato peronista, mientras que él la acusó de intentar ocultar su pasado vinculado al grupo guerrillero Montoneros en la década de 1970.
En resumen, estas elecciones argentinas son diferentes a las anteriores debido a la presencia de tres candidatos con posibilidades de ganar. Javier Milei, Sergio Massa y Patricia Bullrich representan opciones políticas diversas en un país sumido en una crisis económica. El resultado de las elecciones aún es incierto y podría llevar a una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados.
Con información de efectococuyo.com