El cuerpo de Robert Card, sospechoso de los tiroteos que causaron la muerte de 18 personas la semana pasada, fue encontrado dentro de un camión de reciclaje en el estacionamiento de la planta en la que trabajaba. El comisionado del Departamento de Seguridad Pública de Maine, Mike Sauschuck, confirmó esta información en una rueda de prensa el sábado, aunque no pudo precisar la hora exacta de la muerte de Card.
Según Sauschuck, Card se quitó la vida con un disparo autoinfligido, aunque no se reveló el lugar específico. Junto al cuerpo, se encontraron dos armas, pero aún se están esperando los resultados de la autopsia para obtener más detalles.
El cuerpo de Card fue encontrado a las 19:45 hora local dentro de un camión estacionado en un área adicional que la empresa utilizaba cuando el estacionamiento principal estaba lleno. La planta, que cuenta con aproximadamente 55 o 60 camiones, fue revisada dos veces.
El arma con la que Card llevó a cabo los tiroteos en la bolera y el restaurante, un rifle de asalto, fue encontrada dentro del automóvil en el que supuestamente escapó y que fue abandonado en un embarcadero cercano. Las víctimas mortales ascendieron a 18, incluyendo dos mujeres y 16 hombres, con edades que iban desde los 14 hasta los 76 años.
La compañía Maine Recycling Corporation emitió un comunicado en el que se informó que Card trabajó como conductor durante un año y que se fue voluntariamente en la primavera pasada. Contrario a lo que se pensaba inicialmente, no fue despedido.
La noticia sobre el hallazgo del cuerpo comenzó a filtrarse a los medios el sábado por la noche y fue confirmada por la policía estatal en una conferencia de prensa una hora después.
Aunque no se sabe con certeza el motivo detrás de los tiroteos, Sauschuck considera que el aspecto de la salud mental puede haber sido relevante. Card, un militar en la reserva de 40 años, pasó dos semanas ingresado en un psiquiátrico durante el verano. Según Sauschuck, en los trastornos mentales existe la paranoia y teorías de conspiración, y Card sentía que las personas hablaban de él.
A pesar de su estadía voluntaria en el centro psiquiátrico, no se activó ningún protocolo que le hubiera quitado las armas que poseía, las cuales adquirió durante años y días previos a los tiroteos.
En Maine, no existe la norma conocida como “bandera roja” que permitiría a cualquier persona alertar a las autoridades sobre el peligro que representa alguien con armas de fuego y que se le retiren preventivamente. En su lugar, existe la “bandera amarilla”, que requiere seguir varios pasos burocráticos antes de poder quitarle las armas a alguien considerado peligroso.
Fuente: Elaboración propia.
Con información de efectococuyo.com