A los venezolanos en Chile también nos preocupa el aumento de hechos delictivos en este país de acogida, la gran mayoría migramos forzadamente entre otras cosas, debido al riesgo permanente de nuestras vidas por culpa de la inseguridad en Venezuela, dónde un Estado fallido se convirtió en albergue de los peores delincuentes que actuaban a sus anchas bajo el apoyo y tutela del gobierno, llámense “colectivos”, guerrillas colombianas de las “FARC y ELN”, guerrillas creadas por la tiranía como las “FBL” bandas criminales como la del “Koky”, “el Tren de Aragua” y entre otras tantas, todos vinculados a la dictadura y que usaban para mantener el terror y el miedo en la población.
Ha llegado un punto en el que cada vez que hay una elección en Chile, muchos políticos chilenos que no tienen nada que ofrecer a sus electores, recurren a la despreciable agenda de la xenofobia para posicionarse, ya que en términos reales de cifras, del 100% de todos los delitos cometidos en Chile, sólo un mínimo de 3,92% son cometidos por extranjeros de todas las nacionalidades, pero el grueso del 96,05% son ejecutados por sus propios connacionales, por lo que en este país hay factores que incentivan y multiplican la criminalidad y entre ellos podemos citar algunos:
1.- La tolerancia al consumo de drogas, es evidenciado por todos los estudios al respecto, que el consumo y distribución de drogas es uno de los principales factores detonantes de la criminalidad, ya sea para obtener recursos para su consumo o por control de territorio de la bandas narcotraficantes, en un país como Chile en dónde altos funcionarios del gobierno han admitido su consumo, es espeluznante pensar en el daño que le puede causar a su sociedad este flagelo.
2.- Leyes cargadas de doctrina socialista que protegen, privilegian e incentivan a la delincuencia, un delincuente que es detenido es inmediatamente puesto en libertad con la conocida puerta giratoria, dónde la excepción es que un criminal quede detenido como debe ser, más cuándo ocurren situaciones de fragancia en delitos violentos como robo, atraco, secuestro y todo lo relacionado con el uso de armas.
3.- Las fuerzas policiales no pueden dar de baja a un delincuente armado si este no detona su arma en su contra y pone en peligro su vida, cuándo ya es un crimen susceptible de ser dado de baja, el portar un arma que puede usar para asesinar a cualquier víctima, ya sea un civil o funcionario policial.
4.- El discurso político de victimización de los criminales, un sector político manipula su discurso ante los medios masivos de comunicación, para tratar de justificar a la delincuencia bajo la excusa de la exclusión, la desigualdad y la “justicia social”, lo que incentiva al delito a los jóvenes alienados por ese mensaje cargado de antivalores.
5.- La escasez de funcionarios policiales, equipamiento y servicios de inteligencia, no se puede combatir la delincuencia en grandes ciudades como Santiago, con más de 7 millones de habitantes, con una mínima cantidad de funcionarios cuya ausencia se nota en las calles y avenidas, tienen muy poca capacidad se asistencia y reacción ante la solicitud ciudadana de seguridad.
Para terminar el llamado es a trabajar de manera coordinada para atacar y extirpar la delincuencia, sin excusarse en su incapacidad con la xenofobia, ya que el crimen no tiene nacionalidad…