Richard Páez Monzón, reconocido estratega del fútbol venezolano, celebra su 70 cumpleaños este domingo. A lo largo de sus siete décadas de vida, las ideas innovadoras de juego de Páez se mantienen tan vigentes como en sus días de gloria en el banquillo de Estudiantes de Mérida, Millonarios de Colo, Mineros de Guayana y la selección nacional de fútbol. Su estilo de juego atrevido, irreverente y propositivo enamoró al país, cambiando para siempre la historia derrotista de la Vinotinto.
Desde que se desvinculó de Mineros en 2020, Páez, también médico traumatólogo, ha estado disfrutando de su “juventud acumulada” en compañía de su familia. Además, se mantiene activo analizando el fútbol mundial y la Vinotinto en la red social X, con su característico estilo puntilloso.
Cuando se le pregunta qué le ha aportado al fútbol venezolano a lo largo de su carrera, Páez destaca su coherencia actitudinal, su irreverencia competitiva y su personalidad ganadora. Desde sus días como jugador en los equipos profesionales y en la selección nacional juvenil y absoluta, hasta su etapa como entrenador, Páez ha dejado un legado eterno en la Vinotinto. Su mensaje contracultural ha permitido que los jugadores venezolanos jueguen como protagonistas de un equipo grande, representando al país en cada partido de fútbol internacional.
Antes de su exitosa carrera como entrenador, Páez también dejó una huella como jugador. En la década del setenta, cuando los futbolistas venezolanos tenían escasas oportunidades de destacar, Páez se destacó como uno de los mejores 10 de su época. Su zurda privilegiada le permitía distribuir balones y hacer jugar a sus compañeros en equipos como Estudiantes de Mérida, Portuguesa, Unión Atlético Táchira y Universidad de Los Andes. Curiosamente, en este último equipo, Páez llegó a ejercer como técnico, médico y jugador en un mismo partido.
Para Páez, el fútbol ha sido una pasión de vida. Ha sido la guía en su trayectoria personal y profesional, permitiéndole disfrutar de las victorias con humildad y aprender de las derrotas. Si bien la medicina fue su vocación, el fútbol se convirtió en su pasión.
Durante su carrera, Páez logró una transferencia récord desde Estudiantes al poderoso Portuguesa en 1978, por un monto de 200 mil bolívares. Después de culminar su postgrado en traumatología en Buenos Aires, decidió dedicarse exclusivamente a la dirección técnica, poniendo fin a su carrera como jugador en la temporada 81-82 con la ULA.
En cuanto a su actualidad, Páez se encuentra en Estados Unidos desde finales de 2020 debido a la pandemia de COVID-19. Junto a su familia, ha decidido quedarse en el país mientras espera obtener su residencia. Una vez que la obtenga, tiene planes de reactivar sus últimos años como entrenador de equipos en Suramérica.
La gesta más destacada de Páez como entrenador fue su conducción de la Vinotinto absoluta desde 2001 hasta 2007. Durante esos seis años, logró cambiar la historia de la selección. Los cuatro triunfos consecutivos en la eliminatoria al Mundial de Corea y Japón, así como la victoria 0-3 ante Uruguay en el “Centenariazo” de 2004, son hazañas irrepetibles que reflejaron las ideas de juego de Páez y la personalidad ganadora que inculcó a sus jugadores.
Al ser cuestionado sobre por qué los nuevos entrenadores del país no han mantenido o profundizado sus propuestas de juego disruptivas, Páez considera que depende de la calidad y capacidad profesional de cada entrenador. La vigencia de su estilo de juego en Venezuela está en manos de los entrenadores, quienes deben transmitir ese modelo y hacerlo competitivo a nivel nacional e internacional.
El legado de Richard Páez en el fútbol venezolano es innegable. Sus ideas de juego revolucionarias y su personalidad ganadora han dejado una huella imborrable en la historia de la Vinotinto. Aunque actualmente disfruta de su vida en Estados Unidos, su pasión por el fútbol lo llevará a regresar a los banquillos en un futuro cercano.