En la parroquia San Isidro, en la capital de Zulia, los wayúu enfrentan una cruda realidad marcada por el hambre y la vulneración de sus derechos. Se estima que más de 400 casos de desnutrición y 4,000 personas con discapacidad existen en esta comunidad indígena.
Miriam Montiel, una joven wayúu, relata con voz quebrada la pérdida de su hijo debido a la amibiasis cuando apenas tenía ocho meses de edad. Desafortunadamente, su experiencia no es única. De los tres niños de la familia Montiel que enfermaron, solo uno logró sobrevivir. Miriam, con lágrimas en los ojos, recuerda cómo su hijo falleció en su hogar, sin acceso a atención médica adecuada.
La falta de servicios de salud es una realidad constante para los wayúu en esta área. A pesar de tener un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) a pocos minutos de distancia y 23 consultorios de Barrio Adentro en la parroquia, el 90% de estos están cerrados, según el Consejo de Dirección de Asistencia Comunitaria Integral de Salud.
La muerte se ha vuelto una realidad cotidiana para las familias wayúu en esta comunidad. Los ancianos mueren sin un diagnóstico médico, sin atención adecuada. La falta de planificación familiar ha llevado a un aumento del 30% en los casos de embarazo en adolescentes. La mayoría de los partos ocurren en condiciones precarias, con la ayuda de parteras del barrio.
La situación de vivienda en San Isidro es precaria. Los ranchos donde viven los wayúu están construidos con retazos de lata y madera, son pequeños, calurosos y oscuros. El hacinamiento y las malas condiciones de habitabilidad contribuyen a la propagación de enfermedades y dificultan la calidad de vida de sus habitantes.
En cuanto a la situación política, los wayúu solían ser simpatizantes del chavismo y votaron por Hugo Chávez y Nicolás Maduro en el pasado. Sin embargo, la situación de pobreza extrema y falta de atención gubernamental ha llevado a la comunidad a dudar de dar su voto nuevamente al partido en el poder. El hambre y la falta de oportunidades han llevado a los wayúu a trabajar en la recolección de chatarra para sobrevivir.
El programa de distribución de alimentos Mercal no ha logrado mejorar la situación nutricional de la comunidad. Las bolsas de alimentos que se entregan son insuficientes y no brindan una recuperación nutricional adecuada. Las familias wayúu solo pueden comer proteínas una o tres veces al mes.
La líder comunitaria, Wilmarys Maury, denuncia la manipulación política y el control que el partido en el poder ejerce sobre la comunidad wayúu. La pobreza extrema y la falta de educación son utilizadas como herramientas de control para garantizar votos en los comicios electorales.
En San Isidro, la falta de atención gubernamental y la pobreza extrema han llevado a la muerte de más de 30 niños por desnutrición, dermatitis e infecciones estomacales entre 2022 y 2023. Los wayúu se sienten abandonados por el gobierno y utilizados solo durante las elecciones.
En resumen, la comunidad wayúu en la parroquia San Isidro enfrenta una realidad marcada por el hambre, la falta de acceso a servicios de salud y una situación de vivienda precaria. La falta de atención gubernamental y la manipulación política han llevado a la comunidad a dudar de su apoyo al partido en el poder. La pobreza extrema y la falta de educación son utilizadas como herramientas de control político en esta comunidad indígena.