La mujer acusada por la Fiscalía de Venezuela de asesinar al cantante Canserbero y a Carlos Molnar, Natalia Améstica, ha enviado una carta a sus abogados defensores en la que asegura ser inocente de la muerte del rapero venezolano.
Améstica ha contado una versión diferente a sus abogados en Chile sobre la muerte de Canserbero. Ciro Colombara y Jennifer Alfaro, los abogados defensores de los hermanos Améstica, han pedido a las autoridades chilenas que intervengan en el caso, ya que los hermanos son ciudadanos de ese país.
La defensa ha declarado a La Tercera, el primer medio chileno en publicar la versión de la mujer, que “la supuesta confesión que ha difundido el fiscal Tarek William Saab como fundamento de la acusación, no resiste ningún análisis serio desde la perspectiva de derechos humanos: después de semanas de incomunicación, sin conocer las pruebas del caso, sin abogados presentes y con las manos amarradas”. Además, han cuestionado la forma en la que se obtuvo la confesión del crimen y han denunciado que se violaba el debido proceso y el derecho a la defensa de sus clientes con las imágenes difundidas por el Ministerio Público y el fiscal Tarek William Saab.
¿Qué le dijo Natalia Améstica a sus abogados sobre la muerte de Canserbero?
Según el documento obtenido por La Tercera, Améstica relata que Canserbero estaba en su casa, no paraba de llorar y divagaba en temas que no tenían mucha lógica. “Lo importante es que él no estaba bien”, escribe la hermana de Guillermo Améstica, otro de los acusados por el crimen del rapero.
La mujer afirma que le puso una película de Netflix a Canserbero y se fue a dormir con Carlos Molnar (también fallecido aquella noche) y poco después escuchó golpes en la puerta.
“Con una voz muy gruesa llamaba a ‘stoperro’ (así le decían a Carlos desde el colegio), pegando más fuerte la puerta”, añade, asegurando que al salir a ver qué ocurría, vio a Canserbero mirándose al espejo con los “ojos rojos y muy intenso”.
Améstica afirma que Molnar le pidió que se quedara tranquila y que regresara al dormitorio mientras él intentaba calmar a Tyrone González.
“No sé cuánto tiempo pasaría, pero lo que me despertó fueron dos gritos, uno de guerra y otro ahogado, más una seguidilla de golpes muy fuertes unos tras otros. En ese momento, al despertar así en mi mente, solo se me vino la frase ‘enciérrate aquí’. Me paré de un salto y fui corriendo a mi baño, teléfono en mano, y fue cuando empecé a llamar al 911. Después de los golpes lo que escuché fueron unos vidrios romperse”, añade en la carta.
Según el relato, la mujer salió de la habitación para encontrar la sala desordenada, pero no encontró ni a su esposo ni a González. Pocos segundos después encontró a su pareja en el suelo.
“Empecé a abrir una a una cada cerradura de la multilock. Los nervios me traicionaron y empecé a pegar gritos volteando para atrás esperando un golpe, hasta que pude abrir la puerta y salir corriendo llamando a los vecinos, diciendo ‘auxilio’. Fue cuando me abrió la puerta mi vecina del frente y vio a Carlos tirado. Su esposo la apartó y me abrió la puerta, y yo le gritaba ‘¡atacaron a Carlos!’, y la señora Flor me agarró las manos y me dijo, en voz preocupada, ‘mi niña se lanzó alguien’, y yo no entendía hasta que me llevó a su balcón y fue cuando vi a Tirone (Canserbero) en el suelo”, describe Améstica en la carta.
Améstica afirma que quedó en shock y no sabía qué hacer. Poco después escuchó a las autoridades decirle que su pareja sentimental había muerto.