El gobierno de Nicolás Maduro se encuentra preocupado por las recientes declaraciones de funcionarios de Estados Unidos, quienes amenazaron con revertir la flexibilización de las sanciones económicas en el sector petrolero y gasífero. Estas amenazas han generado un malestar evidente en el chavismo, reflejado en los discursos de varios voceros del gobierno.
A pesar de esta situación, el gobierno de Maduro continúa buscando negociaciones directas con la Casa Blanca debido a la urgente necesidad de recursos financieros provenientes del mercado internacional. Estos recursos son inaccesibles debido a las medidas restrictivas impuestas por Estados Unidos, que alega violaciones de derechos humanos y socavamiento de la democracia en Venezuela.
Pero, ¿qué hay detrás de estas aparentes contradicciones entre las palabras y acciones de Miraflores respecto a la administración estadounidense?
Según la politóloga Paola Molina Noguera, “una cosa es el discurso electoral, con el que se comunican con sus seguidores, donde hablan de la no injerencia extranjera, pero por otro lado, tienen que responder a su condición de gobierno en términos económicos”. Molina Noguera destaca que el financiamiento de una campaña electoral requiere mantener un flujo de ingresos para financiarse, lo que explica la voluntad de diálogo por parte de Maduro.
En su discurso en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maduro reiteró su compromiso con el diálogo a pesar de las diferencias con Estados Unidos. Sin embargo, también lanzó descalificaciones hacia actores estadounidenses y reafirmó su postura de resistencia ante el imperio norteamericano.
Por su parte, Estados Unidos ha amenazado con no renovar las licencias otorgadas al petróleo y gas venezolanos, argumentando que el gobierno de Miraflores violó los Acuerdos de Barbados al inhabilitar a la candidata presidencial opositora, María Corina Machado.
Molina Noguera señala que Estados Unidos también está entrando en un ambiente electoral de cara a las elecciones de noviembre, por lo que busca movilizar intereses que le resulten rentables electoralmente. En este sentido, la presión sobre gobiernos como Nicaragua, Cuba y Venezuela puede ser beneficiosa para el partido Demócrata en la conquista del voto latino.
Otro factor que explica la postura de Maduro es su búsqueda de reconocimiento internacional. A pesar de las sanciones y el desconocimiento internacional, el presidente venezolano ha estado tratando de mejorar su imagen en el exterior. Esto se debe a que garantizar su permanencia en el poder estaría en riesgo si permite elecciones libres.
Ante la preocupación de la comunidad internacional por las condiciones en las que se realizarán las elecciones presidenciales en Venezuela, Rodríguez convocó a una “consulta nacional” para elaborar un cronograma electoral. Sin embargo, esto genera temor de una convocatoria apresurada de los comicios con escasas garantías democráticas.
A pesar de todo esto, no se descarta que la presión internacional, especialmente de Estados Unidos, pueda llevar a condiciones más favorables para la participación de la oposición en las elecciones. Esto implicaría cesar la persecución política y permitir la presencia de observación internacional en los comicios.
En resumen, el gobierno de Nicolás Maduro se encuentra en una situación complicada debido a las amenazas de Estados Unidos y la necesidad de recursos financieros. A pesar de las contradicciones en su discurso, Maduro continúa buscando el diálogo con la administración estadounidense. Sin embargo, la presión internacional y las preocupaciones sobre las condiciones electorales en Venezuela podrían cambiar el panorama en los próximos meses.