El sistema de asilo en Estados Unidos se encuentra en su peor crisis en la frontera sur, mientras la Casa Blanca trata de evitar las críticas republicanas debido a las próximas elecciones presidenciales. El presidente Joe Biden y su secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, son considerados los máximos responsables de esta crisis por parte de los republicanos.
En un hecho sin precedentes, los republicanos aprobaron someter a juicio político a Mayorkas acusándolo de descuidar la frontera al no aplicar las leyes migratorias existentes. Aunque el juicio político no tiene mucho recorrido debido al control demócrata en el Senado, este acto demuestra el enfoque electoralista de los republicanos, con el expresidente Donald Trump a la cabeza, de bloquear cualquier iniciativa para abordar la situación actual y castigar a los demócratas.
Los republicanos llevan meses impidiendo la aprobación de un acuerdo presupuestario que destinaría fondos a la seguridad fronteriza, a pesar de que se está registrando un número récord de inmigrantes en la frontera sur. En diciembre pasado, hubo 302,000 detenciones de inmigrantes, algo que nunca había sucedido antes.
El último proyecto bloqueado incluía cerca de $20,000 millones para contratar miles de agentes fronterizos y agilizar los casos de solicitud de asilo, que es la opción preferida por la mayoría de los migrantes. Incluso el sindicato de agentes fronterizos, que suele estar alineado con los republicanos, respaldaba este proyecto.
El bloqueo de estos fondos ha llevado al Gobierno a elaborar planes para liberar a miles de inmigrantes debido a la falta de recursos. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) tiene un déficit de $700 millones. Ante esta situación, el Departamento de Seguridad Nacional tendrá que reprogramar o extraer recursos de otros lugares.
La puesta en libertad de los inmigrantes puede ser un desafío político para los demócratas, ya que los republicanos han optado por trasladar a los inmigrantes a ciudades que votaron abrumadoramente por Biden, como Nueva York, Chicago o Denver, compartiendo así el problema con el electorado progresista. Aunque los alcaldes demócratas han advertido que no tienen capacidad para recibir más inmigrantes, las llegadas en la frontera no cesan.
En resumen, el uso electoralista de la inmigración amenaza con colapsar el sistema de asilo en Estados Unidos. Los republicanos están bloqueando cualquier iniciativa para abordar la crisis actual, mientras que los demócratas se enfrentan a la falta de fondos y a la difícil tarea de liberar a los inmigrantes. La situación se agrava aún más por la estrategia de los republicanos de trasladar a los inmigrantes a ciudades progresistas.
Con información de Efecto Cocuyo