La crisis en Cuba: ¿Un deja vu del periodo especial?

Para muchos cubanos, la actual situación económica en la isla es como revivir una experiencia traumática del pasado.

La contracción económica se extiende por varios años, afectando la producción de alimentos, la disponibilidad de medicinas y provocando una inflación de tres dígitos. Además, se han presentado apagones y protestas sociales, junto con una emigración masiva.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha reconocido las quejas sobre el servicio eléctrico y la distribución de alimentos, atribuyendo la situación a los enemigos de la Revolución que buscan desestabilizar el país.

Expertos como Pavel Vidal señalan similitudes entre la crisis actual y la del periodo especial de la década de 1990, considerada como uno de los momentos económicos más difíciles desde la Revolución de 1959.

Pobreza alarmante

La crisis actual ha llevado a una pobreza alarmante en ciertos sectores de la sociedad cubana, especialmente entre pensionados y asalariados del Estado, cuyos ingresos fijos en pesos cubanos no se ajustan a la inflación.

Deterioro continuado

Comparada con el periodo especial, la actual crisis se presenta después de décadas de crisis permanente, lo que dificulta aún más la situación. La infraestructura física del país ha sufrido un deterioro considerable, afectando la capacidad productiva y los servicios básicos.

Migración masiva

La emigración y el envejecimiento de la población han reducido el capital humano de la isla, impactando sectores como la salud y la educación. La crisis actual ha agravado la situación al reducir el apoyo material del Estado a la población.

Una crisis mucho peor

Expertos como Emilio Morales consideran que la crisis actual es mucho más profunda y multisistémica que la del periodo especial. La falta de soluciones internas y cambios por parte del gobierno cubano ha aumentado el malestar y la desconfianza en la población.

Hartos y cansados

Los cubanos expresan su hartazgo hacia las excusas del gobierno y demandan soluciones internas y cambios reales. Las protestas recientes reflejan un descontento generalizado y una pérdida de confianza en las autoridades.