El cultivo de algas marinas se ha convertido en una actividad emergente y prometedora en el estado Nueva Esparta, específicamente en la isla de Margarita.
Lo que alguna vez fue simplemente parte del paisaje marino, ahora se ha convertido en un valioso recurso económico y ambiental.
Isla de Margarita impulsa el cultivo de algas marinas
Recientemente, se estableció un marco legal para regular el cultivo de algas en aguas venezolanas, lo que brinda seguridad y apoyo a esta incipiente industria. E
sta regulación ha permitido que Venezuela exporte algas a países como Chile, Corea del Sur, Túnez y Brasil, abriendo nuevas oportunidades en la economía azul.
En el estado Nueva Esparta, alrededor de 600 familias, principalmente en el municipio Tubores, se dedican al cultivo de algas, específicamente la especie Kappaphycus alvarezii.
Este proyecto, conocido como Tierra de Emprendedores (Tide), ha logrado una producción de alrededor de 92 hectáreas cultivadas, convirtiéndose en el mayor exportador de algas de América Latina.
El intercambio de conocimientos entre las familias dedicadas al cultivo de algas y el enfoque en el desarrollo sostenible son lecciones valiosas que este proyecto ofrece al país.
Cultivo de algas marinas
Además, el cultivo de algas no solo representa una oportunidad de negocios, sino también una forma de preservar el ambiente y mejorar la economía local.
Williams Hoce Fariñas, líder del proyecto Tide, anunció que este año comenzaron con la exportación de un producto novedoso denominado Greentide, un fertilizante puro de algas Kappaphycus alvarezii con acción bioestimulante.
Este producto aprovecha el elevado contenido de aminoácidos, polisacáridos y micronutrientes del alga para brindar una balanceada nutrición molecular bioactiva a los cultivos.
Además de su uso como biofertilizante agrícola, las algas marinas también tienen potencial en la producción de hidrocoloides para aplicaciones industriales, como biocombustible, alimentación humana y animal, así como beneficios ecológicos al producir más oxígeno y eliminar más dióxido de carbono que los árboles.
El cultivo de algas marinas en Nueva Esparta representa una oportunidad para el desarrollo de una agricultura sostenible que combine la protección del ambiente, la equidad social y la viabilidad económica.
Con el impulso actual y el potencial futuro, este sector se posiciona como un actor clave en la agricultura ecosostenible.