118.000 personas han cruzado el Darién lo que va de 2024, 60% han sido venezolanos que siguen migrando.
Poco más de 118.000 migrantes irregulares han cruzado la temida selva del Darién durante los primeros meses de 2024. La información fue proporcionada por el Servicio Nacional de Migración de Panamá.
«Un total de 118.073 personas han llegado dentro del flujo controlado de migrantes irregulares en tránsito, desde enero de 2024 hasta las primeras horas de hoy, jueves 11 de abril», indicó la oficina de Migración panameña.
Revelaron que en los primeros 11 días de abril, 8.065 migrantes en movimiento llegaron a la provincia de Darién, de las cuales 485 fueron registradas el miércoles.
Según esas mismas estadísticas oficiales, solo en enero de 2024 cruzaron la selva 36.001 personas, en febrero lo hicieron 37.166 y en marzo otras 36.841.
Precisamente, de esos primeros meses el 60% de estos migrantes en el Darién eran de nacionalidad venezolana, revela Migración Panamá.
El Ministerio de Seguridad Pública de Panamá informó el lunes que hasta ese día más de 114.000 migrantes habían atravesado la selva. Más del 20% de ellos eran menores de edad.
La selva del Darién, con 575.000 hectáreas, es un parque nacional panameño que conecta Suramérica con América Central.
Es el único punto donde se interrumpe la carretera Panamericana, considerada la más extensa del mundo.
MIGRANTES RETAN EL PELIGRO DEL DARIÉN
Son muchos los riesgos que deben enfrentar los viajeros que atraviesan la selva con EEUU como destino final.
Van desde peligros naturales como crecidas repentinas de ríos o ataques de animales salvajes. Los migrantes también deben lidiar con las bandas criminales que roban y hasta violan a las mujeres.
La escasez de agua potable en el Darién es otro problema, a menudo contaminada por excrementos o cadáveres de otros migrantes, revela El Heraldo.
La organización Human Rights Watch (HRW) ha acusado a las autoridades de Colombia y Panamá de no estar «protegiendo ni asistiendo» a los migrantes, ni de investigar los abusos, incluyendo agresiones sexuales, de los que son víctimas, algo que ambos gobiernos han rechazado.