El reloj está corriendo para que expire el alivio de las sanciones estadounidenses sobre Venezuela, lo que coloca al presidente Joe Biden en un dilema: presionar a Nicolás Maduro por la falta de garantías en las próximas elecciones presidenciales del 28 de julio sin desencadenar una crisis que fomente la migración venezolana.
En octubre pasado, Washington levantó durante seis meses varias sanciones sobre el petróleo y el gas venezolano como incentivo para que Maduro cumpliera con los Acuerdos de Barbados entre el chavismo y la oposición para celebrar elecciones democráticas.
La condición establecida por Estados Unidos para no restablecer las sanciones era que todos los candidatos opositores pudieran participar, pero a punto de vencer el alivio este jueves, la principal aspirante de la oposición, María Corina Machado, sigue inhabilitada para los comicios del 28 de julio.
Las autoridades electorales tampoco permitieron registrar a su reemplazo, Corina Yoris, y la opositora Plataforma Unitaria tuvo que presentar de forma interina a Edmundo González Urrutia, lo que ha generado críticas incluso de aliados de Maduro como Colombia y Brasil.
Compromisos incumplidos
Es evidente que la estrategia de Washington no ha dado los resultados esperados y ahora todas las miradas están puestas en las decisiones que pueda tomar Biden.
Según información del diario The Washington Post, la Administración demócrata está evaluando cómo responder a los incumplimientos de Maduro sin agravar la migración venezolana ni provocar un aumento en los precios de la gasolina en Estados Unidos.
La propuesta más sólida sobre la mesa sería permitir a Venezuela continuar vendiendo crudo a clientes internacionales, pero utilizando el bolívar en lugar del dólar, según el rotativo.
Desde el alivio de las sanciones, Caracas ha ampliado los acuerdos con empresas extranjeras y la producción petrolera ha aumentado en un 18 % en el país durante el primer trimestre del año.
Renata Segura, directora del programa de Latinoamérica del centro de pensamiento International Crisis Group, ha señalado que la implementación del Acuerdo de Barbados ha sido «muy deficiente» y prevé que Biden revertirá «parcialmente» el alivio de sanciones sin regresar a la situación anterior.
«Es evidente que no está en el interés de Estados Unidos que la situación económica venezolana se siga deteriorando debido al impacto que esto genera en términos de migración», afirmó a EFE.
El impacto en la migración
Cientos de miles de venezolanos han emigrado a territorio estadounidense en los últimos años y este tema se ha convertido en una preocupación para la campaña de reelección de Biden, ya que su rival, el expresidente republicano Donald Trump, lo utiliza constantemente como un arma arrojadiza contra la Administración demócrata.
Según la Casa Blanca, la estrategia adoptada por el Gobierno anterior de Trump (2017-2021) de presionar al máximo a Venezuela con sanciones para derrocar a Maduro solo ha servido para asfixiar la economía del país y provocar una migración masiva.
Elliott Abrams, encargado de la política hacia Venezuela durante el mandato de Trump, mencionó que cuando comenzaron las sanciones en 2019, la economía venezolana ya llevaba años deteriorada y cinco millones de personas habían abandonado el país.
Impacto de las sanciones no afecta a EE.UU.
Además, Abrams agregó que el aumento en la producción de crudo en Venezuela no es lo suficientemente grande como para afectar el precio de la gasolina en Estados Unidos.
«Esto es un fracaso total de la Administración de Biden y lo lógico sería volver a imponer las sanciones», argumentó Abrams, quien considera los Acuerdos de Barbados como «muertos».
El martes pasado, representantes de Biden y Maduro se reunieron en México para abordar el tema de las sanciones a pocos días de la fecha límite.
José Enrique Arrioja, de la organización empresarial Consejo de las Américas, duda que Biden vuelva a imponer sanciones porque «hay mucho en juego», y una decisión de este tipo podría acabar con el incipiente diálogo entre el chavismo y la oposición.
«La Historia nos ha enseñado que toda transición democrática necesita una negociación», expresó a EFE.
En el horizonte se vislumbra no solo una cita electoral clave, la del 28 de julio en Venezuela, sino también las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos, con las imprevisibles consecuencias de un posible regreso de Trump a la Casa Blanca.