El fútbol venezolano ha perdido a una de sus figuras más emblemáticas, Luis Alfredo Mendoza, cuyo legado de calidad técnica, personalidad y amor por Venezuela quedará grabado en la memoria de los fanáticos del balompié nacional.
Mendoza, quien falleció a los 78 años tras una batalla contra una enfermedad, nació en Caracas el 21 de junio de 1945 y se convirtió en la primera estrella del fútbol venezolano, siendo un pilar fundamental para el reconocimiento de los jugadores criollos en la escena internacional.
En una época en la que el fútbol nacional estaba dominado por jugadores extranjeros, Mendoza destacó por su habilidad con el balón y su potencia en equipos como Deportivo Italia, Galicia, Estudiantes de Mérida, Portuguesa y Caracas Yamaha, acumulando títulos y participaciones en la Copa Libertadores.
Conocido por su característico disparo de media distancia, bautizado por él mismo como “gurrufío”, Mendoza dejó huella en la selección Vinotinto con un gol memorable ante Colombia en el estadio Olímpico de la UCV.
Antes de que surgieran nuevas figuras en el fútbol venezolano, Mendoza fue el primer referente internacional de Venezuela, defendiendo con orgullo la camiseta de la Vinotinto en eliminatorias y enfrentando obstáculos burocráticos y empresariales para promover el desarrollo del deporte en el país.
A lo largo de su carrera, Mendoza también incursionó en la dirección técnica de la Vinotinto en 1982, siendo el primer entrenador nacido en Venezuela en tomar las riendas del equipo nacional. A pesar de enfrentar desafíos y críticas, su compromiso con el fútbol venezolano nunca flaqueó.
A pesar de no contar con premios o estadios que lleven su nombre, el legado de Luis Mendoza perdurará en la historia del fútbol venezolano, recordando su valentía y dedicación para impulsar el crecimiento de este deporte en el país.