La albahaca, una planta aromática con gran reputación en el hogar, no solo es utilizada para condimentar alimentos, sino también para repeler plagas como cucarachas, hormigas y ratones gracias a su fuerte olor que los aleja instantáneamente.
Dada su versatilidad, se recomienda tener albahaca en una maceta o en el huerto. Si solo cuentas con un ejemplar, puedes reproducirla fácilmente para disfrutar de todas sus propiedades, siempre prestando atención a sus cuidados para asegurar su crecimiento.
Proceso de reproducción de la albahaca
La reproducción por esqueje es el método más sencillo y efectivo para propagar la albahaca. Para ello, se deben cortar esquejes de 10 centímetros de una planta madre, asegurándose de que las tijeras estén limpias y afiladas para evitar infecciones. El corte debe realizarse por debajo del nudo de hojas para promover un rápido crecimiento de las raíces.
Posteriormente, se deben retirar las hojas inferiores del tallo para evitar que se pudran en el agua, dejando solo las hojas superiores. Los esquejes se colocan en un vaso con agua, asegurándose de que las hojas superiores no estén sumergidas. El agua debe cambiarse cada dos días para prevenir la formación de bacterias y mosquitos.
Tras 16 días, se observará el crecimiento de la albahaca, indicando que la reproducción ha sido exitosa. En este punto, se debe trasplantar la planta a una maceta o huerto, recordando que necesita abundante luz para crecer fuerte y saludable, idealmente recibiendo al menos 6 horas de sol directo al día. Además, se debe regar con frecuencia, especialmente por la mañana.