La brutal agresión contra el Arzobispo Jesús González de Zárate, dentro de la Iglesia de Cumanacoa, ha provocado una ola de indignación en Venezuela.
La importante figura religiosa, Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, recientemente elegido por su santidad el Papa Francisco, fue atacado por efectivos de la Guardia Nacional, dentro del templo en la ciudad de Cumanacoa, estado Sucre..
Una rabia que podría describirse como intensa, justificada y llena de impotencia, pues la embestida militar contra el alto prelado se produjo dentro de la Iglesia, donde ofició Misa, luego de repartir ayuda a centenares de personas que resultaron damnificadas por el desbordamiento del río Manzanares.
La violencia ejercida por el oficial que comandó el pelotón agresor llegó al extremo de querer sacarlo de la Iglesia y expulsarlo de Cumanacoa.
La única razón esgrimida por los uniformados para justificar tan vil agresión fue que “El exclusivo ente autorizado para distribuir ayuda a los damnificados por las recientes inundaciones que han afectado gravemente a la región, eran las autoridades del régimen de Nicolas Maduro y más nadie”.
La gente se sintió conmovida ante tanta arbitrariedad y comenzó a protestar y a defender al Arzobispo, los derechos humanos y la integridad de aquellos que estaban siendo agredidos.
Se espera que este grave incidente ocurrido contra Monseñor Jesús González de Zárate, Presidentede la CEV, dentro de la Iglesia de Cumanacoa sea condenado por las instancias respectivas y, especialmente, por la Iglesia Católica.
Las fuertes lluvias que azotaron el estado Sucre provocaron el desbordamiento del río Manzanares, causando inundaciones que dejaron a muchas familias sin hogar y en condiciones precarias.
Las autiridades nacionales, regionales y locales han sido incapaces de prestar el debido auxilio para atender la emergencia de la población.
En respuesta a esta situación, la Iglesia Católica, bajo la dirección de Monseñor González de Zárate, organizó centros de acopio y distribución de ayuda humanitaria para los afectados.
Según testigos presenciales, Monseñor González de Zárate se encontraba oficiando misa en la Iglesia de Cumanacoa, después de supervisar la entrega de alimentos y suministros a los damnificados.
En ese momento, efectivos de la Guardia Nacional ingresaron al recinto y procedieron a agredir verbal y físicamente al arzobispo.
Este acto de violencia ha generado una fuerte condena por parte de la comunidad local y de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Líderes religiosos y civiles han expresado su repudio a este acto y han exigido una investigación exhaustiva para sancionar a los responsables.
Además, se ha resaltado la importancia de respetar los espacios religiosos y la labor humanitaria que realiza la Iglesia en momentos de crisis.
Monseñor González de Zárate, conocido por su dedicación y compromiso con los más necesitados, ha instado a la población a mantener la calma y a continuar apoyando a los afectados por las inundaciones.
A pesar del incidente, la distribución de ayuda humanitaria no se ha detenido y la Iglesia sigue siendo un pilar fundamental en la asistencia a las comunidades afectadas.
Este evento pone de manifiesto la necesidad de garantizar la seguridad y el respeto hacia aquellos que, como Monseñor Jesús González de Zárate, trabajan incansablemente por el bienestar de los más vulnerables.
La solidaridad y el apoyo de la comunidad son esenciales para superar estos momentos difíciles y para asegurar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan.