Las fuerzas rebeldes en Siria han ingresado a Damasco y anunciaron el fin del régimen del presidente Bashar al Assad, quien se informa que ha abandonado el país hacia un destino no confirmado.
El grupo fundamentalista Hayat Tahrir al Sham (HTS, Organización para la Liberación del Levante), lideró el avance de los grupos insurgentes en la última semana, bajo el mando de Abu Mohammed al Jawlani. Este líder ha sido acusado de cometer abusos contra los derechos humanos a lo largo de su trayectoria en varios grupos islamistas.
A pesar de intentar presentar una imagen más moderada en años recientes, Estados Unidos continúa ofreciendo una recompensa de US$10 millones por la captura de Al Jawlani, cuyo verdadero nombre y edad son motivo de especulación.
Al Jawlani ha afirmado que nació con el nombre de Ahmed al Sharaa y es un sirio cuya familia proviene de la región de Golán. Sin embargo, existen informes que sugieren que su lugar de origen es Deir Ezzor, en el este de Siria.
Se cree que Al Jawlani se integró al grupo yihadista Al Qaeda en Irak después de la invasión liderada por EE.UU. en 2003. Fue arrestado por fuerzas estadounidenses en Irak en 2010 y recluido en el Campamento Bucca, donde habría establecido contactos con futuros líderes de EI, como Abu Bakr al Baghdadi.
En Siria, Al Jawlani se convirtió en el comandante del Frente Nusra, afiliado a EI, antes de cortar lazos con ese grupo en 2013 y ponerlo bajo el control de Al Qaeda. En 2017, declaró que sus combatientes se unieron a otros grupos rebeldes para formar HTS, convirtiéndose en el líder del grupo.
Bajo el mando de Al Jawlani, HTS se convirtió en el principal grupo rebelde en la región de Idlib, donde controla un “Gobierno de Salvación” que brinda servicios locales. A pesar de imponer la ley islámica en las áreas que controla, Al Jawlani ha expresado que su objetivo principal es derrocar a Al Assad y que no busca una yihad global.
A pesar de sus intentos por presentar una imagen más moderada, HTS ha sido clasificada como una organización terrorista por varios gobiernos y organizaciones internacionales, debido a sus vínculos pasados con Al Qaeda y los abusos contra los derechos humanos que se le atribuyen. El gobierno de EE.UU. ofrece una recompensa de US$10 millones por información que conduzca a la captura de Al Jawlani.