Estados Unidos realizó una serie de 75 bombardeos estratégicos contra objetivos del Estado Islámico en Siria el pasado domingo, con el objetivo de evitar el resurgimiento del grupo terrorista tras la caída del presidente Bashar al Assad. La operación fue confirmada por el Mando Central de Estados Unidos, encargado de supervisar las operaciones en Oriente Medio.
Los ataques se dirigieron a líderes, operativos y campamentos del EI ubicados en el centro de Siria, una región que el grupo podría intentar controlar ante el vacío de poder dejado por el derrocamiento del régimen sirio. Para estos bombardeos, la Fuerza Aérea estadounidense empleó una amplia gama de recursos, incluyendo bombarderos B-52, cazas F-15 y aviones de ataque A-10.
Según informes preliminares, no se reportaron víctimas civiles durante las operaciones, lo que destaca la precisión de los ataques. El general Michael Erik Kurilla, jefe del Mando Central, enfatizó la determinación de Estados Unidos de evitar que el EI recupere terreno. Advirtió que cualquier organización en Siria que colabore o apoye al EI será responsabilizada.
Actualmente, Estados Unidos mantiene alrededor de 900 soldados desplegados en Siria como parte de la coalición internacional contra el terrorismo, una misión activa desde 2014 para contener el avance del Estado Islámico en la región. El presidente Joe Biden reafirmó desde Washington el compromiso de su gobierno de prevenir el resurgimiento del grupo extremista y aseguró que las tropas estadounidenses permanecerán en Siria para garantizar la seguridad global.