El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, calificó la caída del presidente sirio, Bachar al Asad, como un “momento histórico” pero también advirtió que representa un “momento de riesgo e incertidumbre” para Oriente Medio. En un discurso desde la Casa Blanca, Biden atribuyó el colapso del régimen de Al Asad a la debilidad de sus principales aliados durante los 14 años de guerra civil: Rusia, Irán y el grupo chií libanés Hezbolá.
Biden señaló que el enfoque de Estados Unidos ha cambiado el equilibrio de poder en Oriente Medio y expresó su desconocimiento sobre el paradero de Al Asad, aunque está atento a la posibilidad de que haya recibido asilo en Rusia. En este sentido, se confirmó que Al Asad llegó a Moscú junto con su familia tras recibir asilo político por parte del gobierno ruso.
En medio de intensas negociaciones internacionales para resolver el conflicto sirio, Rusia manifestó su apoyo a una solución pacífica y la reanudación de conversaciones bajo la tutela de Naciones Unidas. Funcionarios rusos mantienen comunicación con líderes de la oposición armada siria para garantizar la seguridad de las bases militares e instituciones diplomáticas rusas en territorio sirio.
El Kremlin expresó su esperanza en que el diálogo político avance en beneficio del pueblo sirio y que las relaciones bilaterales entre Rusia y Siria continúen fortaleciéndose. La caída de Al Asad ha sido un hito en la historia de Siria, pero plantea desafíos y oportunidades para la región, con un escenario político en constante evolución.