El gobierno venezolano, liderado por el presidente Nicolás Maduro, ha impulsado el turismo como una estrategia para reactivar la economía del país. Sin embargo, la construcción de infraestructuras turísticas como pistas de aterrizaje y hoteles está causando daños significativos en los ecosistemas vulnerables de Venezuela, según informes de Reuters.
La expansión de proyectos turísticos en áreas ecológicamente sensibles, como los arrecifes de coral del Caribe, está poniendo en peligro la biodiversidad local, de acuerdo con científicos, activistas y residentes. A pesar de los esfuerzos del gobierno para atraer inversionistas internacionales, los proyectos aún no han logrado captar el interés necesario para su desarrollo.
Uno de los casos más polémicos es la ampliación de la pista del principal aeropuerto en el Parque Nacional Los Roques, un archipiélago protegido por la Convención de Ramsar sobre los Humedales. Esta ampliación, de 800 a 1,300 metros, ha causado la destrucción de corales, manglares y una playa de anidación de la tortuga en peligro crítico de extinción, Eretmochelys imbricata.
La Sociedad Ecológica Venezolana ha denunciado estas acciones, destacando la falta de estudios de impacto ambiental previos, a pesar de que la legislación de 2004 prohíbe actividades destructivas en la zona. En paralelo, el gobierno también impulsa inversiones en otros desarrollos turísticos en la isla La Tortuga, que incluyen la construcción de hoteles, un aeropuerto y un puerto.
A pesar de los planes supuestamente diseñados para ser ecológicamente responsables, no se han hecho públicos los permisos ambientales necesarios para estas obras. En Los Roques, la situación sigue siendo preocupante, con un aumento en actividades como la caza de tortugas, la pesca submarina y la entrada no regulada de turistas en áreas protegidas en la última década.
Los residentes de Gran Roque, la isla más grande del archipiélago, también han reportado problemas de residuos, incluyendo la vertida de aguas residuales al mar. Aunque los turistas pagan una tarifa de entrada para visitar el parque, los residentes temen que el crecimiento del turismo empeore los problemas ambientales y de infraestructura en la zona, como la gestión de desechos y alcantarillado.
En resumen, la expansión de proyectos turísticos en Venezuela está generando preocupaciones sobre los impactos ambientales en ecosistemas vulnerables del país. Aunque el gobierno ve en el turismo una oportunidad para la recuperación económica, es crucial abordar de manera responsable los desafíos ambientales que surgen de estas iniciativas para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.