El reconocido opositor, Edmundo González Urrutia, ha manifestado en diversos foros y entrevistas con medios internacionales su firme convicción de regresar al país para ser juramentado como presidente de la República el 10 de enero de 2025, a pesar de los riesgos que esto conlleva.
Ante estas declaraciones, el gobierno nacional, representado por el ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello, ha advertido que González Urrutia será arrestado en cuanto ponga un pie en Maiquetía o cruce alguna frontera. Sin embargo, el opositor sigue promoviendo un mensaje de incertidumbre que también comparte la líder opositora María Corina Machado, sosteniendo que aún existe la posibilidad de un cambio político por una vía que aún no se ha revelado.
Consultores políticos coinciden en que el exdiplomático busca mantener viva la esperanza de cambio político entre los venezolanos que lo respaldaron en las urnas. Generar confianza en torno a una estrategia oculta y mantener el apoyo de los países que respaldan la recuperación democrática en Venezuela son parte de sus objetivos.
Durante el evento “El reto de la liberación de Venezuela” en Madrid, España, González Urrutia expresó su convicción de retornar al país por cualquier vía para asumir la presidencia. Un portavoz de la administración de Joe Biden mencionó la posibilidad de apoyar al exdiplomático en caso de que decida regresar a Venezuela.
Por otro lado, se ha observado una clara estrategia de guerra psicológica por parte del opositor para minar la moral de sus adversarios. Nicolás Maduro ha mostrado su descontento ante las declaraciones de González Urrutia, llegando incluso a lanzar amenazas. Sin embargo, tanto él como Cabello han asegurado que no permitirán que el opositor pise suelo venezolano sin ser detenido.
En este contexto, la oposición liderada por Machado y González Urrutia busca intensificar el conflicto político para promover el diálogo y la negociación. Esta estrategia, según expertos, debe ir acompañada de la movilización popular para aumentar la presión interna.
A pesar de los desafíos y las limitaciones físicas de los líderes opositores, González Urrutia ha reiterado su compromiso con la defensa de la voluntad popular expresada en las elecciones del 28 de julio. Tanto él como Machado han señalado que la transición no está sujeta a fechas específicas, lo que sugiere que podría ocurrir antes, durante o después del 10 de enero.
En resumen, la estrategia de González Urrutia busca captar la atención internacional sobre Venezuela y mantener la esperanza de una transición política. Sin embargo, la generación de altas expectativas con una fecha límite conlleva riesgos, ya que su incumplimiento podría generar frustración y desmovilización en la población.