El expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, recibió una confirmación de condena por parte del Tribunal de Casación de París el 18 de diciembre. La corte rechazó la apelación presentada por Sarkozy, ratificando así la sentencia de 2021 que lo condena a tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias en el caso conocido como “caso de las escuchas”.
La pena fue reducida a un año de arresto domiciliario, con la obligación de utilizar un brazalete electrónico, y tres años de inelegibilidad que le impiden votar y ser elegido a un cargo público. A pesar de esto, Sarkozy no tendrá que cumplir los dos años restantes en prisión, convirtiéndose en el primer expresidente de Francia en ser condenado a una pena de prisión efectiva.
El abogado de Sarkozy, Patrice Spinosi, confirmó que el expresidente cumplirá la sanción impuesta, aunque tiene la intención de presentar su caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en las próximas semanas. Esta apelación no suspende la ejecución de la condena, por lo que Sarkozy deberá presentarse ante un juez de ejecución de sentencias en menos de un mes para determinar las condiciones de uso del brazalete electrónico.
Además de este caso, Sarkozy enfrenta otras investigaciones por corrupción, incluyendo el caso “Bismuth” relacionado con escuchas telefónicas donde se desveló un presunto pacto de corrupción entre él y su abogado. A pesar de reiterar su inocencia, Sarkozy expresó su disposición para asumir las consecuencias de la condena, aunque considera que se trata de una profunda injusticia.
En medio de estos acontecimientos, el expresidente francés también deberá comparecer ante el tribunal de París a partir del 6 de enero en otro caso donde se le acusa de haber recibido financiación ilegal del gobierno del dictador libio Muamar al-Gadafi durante su campaña presidencial de 2007. Sarkozy, Herzog y Azibert, quienes apelaron la condena, han sido rechazados en sus recursos por el Tribunal de Casación.