El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca ha generado preocupación en Caracas. Desde antes de su elección, el gobierno de Nicolás Maduro cambió su tono hacia el republicano, mostrándose dispuesto a establecer canales de comunicación. Sin embargo, tras asumir el cargo el 20 de enero, Trump emitió una orden ejecutiva clasificando a los carteles mexicanos y a la banda criminal venezolana «Tren de Aragua» como organizaciones terroristas.
El presidente Trump, al ser consultado sobre Venezuela y Nicolás Maduro, expresó que están observando al país con atención. Además, afirmó que no tienen interés en comprar petróleo a Caracas, lo cual tendría un impacto significativo en la economía venezolana.
Por su parte, el Ministerio Público de Venezuela insistió en que el grupo criminal «Tren de Aragua» fue desmantelado y se mostró dispuesto a retomar la cooperación penal con Estados Unidos. Sin embargo, el fiscal general Tarek William Saab se mostró molesto al ser cuestionado sobre la presencia del grupo en Colombia y América Latina.
El ministro de Interior y Justicia de Venezuela, Diosdado Cabello, señaló que el FBI debería saber lo ocurrido con el «Tren de Aragua», y aunque pidió diálogo con Estados Unidos, dejó en claro que cualquier decisión tomada por Maduro contará con el respaldo del partido.
El opositor exiliado en Miami, Juan Guaidó, destacó la designación del «Tren de Aragua» como grupo terrorista y comparó la recompensa por narcotráfico ofrecida a sus líderes con la de Bin Laden y Al Qaeda. Guaidó ha pedido incluir a este grupo y a los colectivos armados como organizaciones terroristas.
A pesar de que Nicolás Maduro no se ha pronunciado sobre los decretos firmados por Trump, el enviado presidencial Richard Allen Grenell afirmó haber establecido contactos con funcionarios venezolanos y que comenzarán reuniones para discutir el tema. La designación del «Tren de Aragua» como organización terrorista plantea incertidumbre sobre las futuras consecuencias de esta decisión.