Venezuela ha sido testigo de un cambio en la percepción del gas asociado a la extracción de petróleo, pasando de ser considerado un inconveniente a un recurso valioso. En décadas pasadas, la atención a este recurso fue limitada debido a la orientación del modelo de negocio petrolero, que buscaba maximizar ganancias con mínima inversión. Sin embargo, recientemente, tanto Pdvsa como sus filiales han comenzado a enfocarse en el gas como una fuente de ingresos potencial.
A pesar de los esfuerzos de científicos y técnicos por optimizar la extracción de crudo, la llegada de una nueva élite política cambió el enfoque hacia un modelo mercantilista, priorizando la venta de crudo sobre sus derivados. Esto resultó en decisiones cuestionables, como la suspensión de la producción de orimulsión, una patente de Pdvsa, y la entrega de la misma a China sin considerar compromisos ni ventas futuras.
La dependencia de Venezuela en el petróleo se acentuó en momentos en que otros países buscaban inversiones en energías alternativas. A pesar de tener reservas petroleras significativas, el país se ha visto afectado por una serie de decisiones erróneas, endeudamientos excesivos y falta de inversión en infraestructura para aprovechar el gas natural de manera eficiente.
En la actualidad, Venezuela enfrenta desafíos ambientales y de salud derivados de la quema y el venteo de gas natural. La falta de infraestructura y tecnología adecuada ha llevado a un incremento en la emisión de gases tóxicos, contribuyendo a la contaminación del medio ambiente y afectando la salud de la población. A pesar de firmar acuerdos internacionales como el Acuerdo de París, el país continúa quemando grandes cantidades de gas natural de forma ineficiente.
La quema y el venteo de gas natural en Venezuela han generado impactos negativos en la salud de la población, con consecuencias a largo plazo como problemas respiratorios, enfermedades cardiovasculares y riesgos de cáncer. La falta de medidas de seguridad y protección para los trabajadores involucrados en la industria petrolera también plantea serias preocupaciones en términos de salud laboral y ambiental.
En conclusión, la gestión ineficiente de los recursos naturales en Venezuela, especialmente en lo que respecta al gas natural, ha llevado a graves consecuencias ambientales y de salud pública. Es fundamental que se tomen medidas urgentes para reducir las emisiones de gases tóxicos, mejorar la infraestructura de extracción y procesamiento de gas, y garantizar la seguridad y protección de los trabajadores involucrados en la industria petrolera.