Agradeciendo a la iglesia por el apoyo y la solidaridad que han brindado a la organización Médicos Unidos de Venezuela, por décimo año consecutivo realizaron en todo el país la misa de Las Batas Blancas.
En Margarita la celebración se hizo en la iglesia Cristo del Buen Viaje, y destacaron que este año es especial por el anuncio de la Canonización del médico de los pobres, el Dr. José Gregorio Hernández, que recuerda que ser médico no es solo una profesión, sino un apostolado.
La doctora Jenny Boadas, ofreció palabras que manifiestan el sentir del gremio adscrito a esta organización.
«No solo se trata de asistir al enfermo y a su familia, sino también al que carece de pan, de afecto y de esperanza, esa que tanto nos hace falta en estos tiempos.
Nuestro Señor Jesucristo sanaba a los enfermos tocándolos, particularmente a los leprosos, parias de la sociedad a quienes todos evitaban. Todos, menos Él. Cuando estrechamos la mano o tocamos la cabeza de un enfermo, le estamos brindando con ese gesto, algo que un medicamento no le puede dar: calor humano, compañía, esperanza y sosiego».
Invitó a sus colegas a dar gracias a Dios por la hermosa profesión de médicos que les permite ese privilegio de tocar y sanar. profesión que nos permite este privilegio. Destacó el dolor de las familias desunidas por la forzada migración, «las familias rotas y sus partes en tierras lejanas añorando un abrazo, un beso y el reencuentro que la tecnología y los satélites apenas pueden paliar», pero pidió no perder la esperanza y pedir sin cansancio, «Dios no se muda, Él existe y es bueno, hoy tenemos un Santo y mañana una Venezuela unida y pujante ¡Lo vamos a lograr!».
