Con la toma de control del Centro Penitenciario de Aragua, conocido como cárcel de Tocorón, no se acaba el control de los pranes en las cárceles venezolanas. En otras prisiones del país, los líderes de bandas criminales también han establecido sus reglas y controles, bajo la mirada esquiva de los agentes de seguridad.
En diciembre de 2022, el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), organización defensora de los derechos humanos de las personas privadas de libertad, aseguró que los pranes, como se conocen a los líderes de bandas que operan desde las cárceles del país, manejaban anualmente alrededor de 4 millones de dólares. Fuentes extraoficiales le confirmaron al OVP que el dinero que ganan los pranes proviene de economías delictivas, como el cobro de deudas e impuestos por extorsiones y por el servicio de “seguridad” que le ofrecen a otros reclusos dentro de los distintos recintos carcelarios.
En la mayoría de las cárceles que están tomadas por los llamados pranes, los demás privados de libertad deben pagar estos impuestos, que en el argot carcelario del país se conocen como “causa”, y su valor lo impone el pran y su banda. Generalmente, las “causas” pueden llegar a costar entre 10 y 50 dólares, según estima el OVP; esto va a depender del “servicio” que requiera el recluso.
Los “pranes” también trafican armas de fuego, drogas y mantienen comodidades lujosas dentro de las cárceles, como revelan los videos tras la incursión policial en la cárcel de Tocorón, ubicada a 33 kilómetros de Maracay, capital del estado Aragua. Pero la desarticulación de uno de los centros de operaciones más importantes del Tren de Aragua no significa que la megabanda delictiva esté desmovilizada, como lo explicó la periodista Ronna Rísquez. Las bandas delictivas igualmente tienen nexos con otros pranes en distintos centros penitenciarios de Venezuela.
La delincuencia organizada en Venezuela no solo se refugia en Petare, como lo hace la banda de alias el Wilexis, o en la parroquia El Paraíso, como lo hacía la megabanda de la Cota 905; a los pranes estar en la cárcel no les impide seguir delinquiendo dentro o fuera del país. Algunos, aunque ya hayan concluido con su condena, prefieren seguir operando desde los centros penitenciarios venezolanos.
En un reportaje realizado por Connecta y Runrunes, se indica que en el país siete cárceles están bajo el control del pranato. El Internado Judicial de Vista Hermosa, ubicado en el estado Bolívar; el Internado Judicial José Antonio Anzoátegui (Puente Ayala), en el estado Anzoátegui; el Internado Judicial de Trujillo, ubicado en el estado andino; el Centro Penitenciario de Oriente El Dorado, en el estado Bolívar; el Internado Judicial de Barinas, que queda en esa región de los llanos; el Internado Judicial de Yaracuy y el Centro Penitenciario Región Oriental de Monagas, conocido como La Pica, son los centros de reclusión donde está instaurado el pranato.
Néstor Richardi, alias El Papa, es el pran de la cárcel de Tocuyito, ubicada en Carabobo, y aunque ya cumplió su condena, según revela una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, desde allí continúa delinquiendo. Según el portal Insight Crime, Richardi no es el líder de una megabanda, pero en la cárcel tiene el control de la llamada causa y de las extorsiones a las que somete a los comerciantes de las zonas aledañas a Tocuyito. Este pran tiene conexiones en el estado Cojedes y también vive de algunos comercios en los que ha incursionado.
Álvaro Montilla, alias “el Loro”, es el pran del Internado Judicial del estado Trujillo. Además de la “causa”, cobra la entrada a las personas que van de visita hasta el penal y que quieren pasar un fin de semana en la cárcel, como si de un hotel se tratase. Un reportaje publicado por el OVP detalla, en el año 2016, que “el Loro” era custodiado por entre 20 y 30 “luceros”, como se les llama a los lugartenientes de bandas delictivas que operan desde las cárceles. “El Loro” también es un aficionado al boxeo y es por eso que dentro del centro penitenciario donde está recluido creó su empresa promotora de pugilistas profesionales y tienen una escuela de ese deporte en las instalaciones de la cárcel.
Yunior Yagüez, alias “Pata’e queso”, es el pran de la cárcel principal del estado Anzoátegui, conocida como Puente Ayala, y fue famoso en redes sociales por celebrar en marzo de 2021 la fiesta de 15 años de su hija dentro del penal donde cumple condena y manda. Desde las instalaciones del penal, Yagüez y sus más de 50 secuaces se mantienen tras la comisión de delitos como la extorsión interna y externa, el microtráfico de drogas y armas, y los delitos informáticos. Desde esta cárcel se ha reportado que operan quienes hackean cuentas de redes sociales para vender dólares y generar estafas.
Jonathan José Perez Contast, conocido como “Jhonatan Caracas”, es el pran de la cárcel de El Dorado, estado Bolívar, al sur de Venezuela. Este penal funciona con un “sistema mixto”, una parte es controlada por el Ministerio de Servicios Penitenciarios y otra por “Jhonatan Caracas”. Según el reportaje publicado por Connecta y Runrunes, la banda de este delincuente está conformada por al menos 30 privados de libertad, que están armados con equipos de alto calibre como AR15 y AK47. Estos delincuentes se financian de las extorsiones, el microtráfico de drogas, armas, secuestro, corrupción y de la comercialización de alimentos.
Pedro Manuel González Mata, alias “Pedro Rapidito”, es el pran del Internado Judicial del estado Monagas, conocido como La Pica. Aunque González Mata no está registrado como uno de los reclusos del lugar, desde allí tiene su centro de operaciones. González Mata controla el pago de las causas, extorsiones, secuestros y sicariato. Sus influencias llegan a gran parte de la región monaguense.
El Internado Judicial del estado Yaracuy, conocido como cárcel de San Felipe, cambió de pran en marzo de 2022, cuando Miguel Rodríguez, alias “Miguelacho”, asesinó a Kleiber Alexander Pérez, quien llevaba tres años con el control delictivo desde el penal. “El Kleiber” fue asesinado porque solo compartía con los miembros de su banda delictiva el 20 % del dinero que ingresaba al penal por hechos como la extorsión, venta de drogas, pago de causas, secuestros y sicariatos.
La cárcel de Vista Hermosa, en el estado Bolívar, tiene tres pranes que operan desde hace 10 años: Wilkins Rafael Romero Maluenga, que fue detenido por ser cómplice del sicariato contra la hermana de una funcionaria del sistema de justicia; Eilkins Giovannny Alejandro Navas y Edison González. El control de la prisión lo ejercen gracias al poder que les genera las extorsiones, la minería ilegal, el cobro de causas y la venta de drogas y armas. En ese centro penitenciario con instalaciones parecidas a las de Tocorón: piscinas, discotecas y áreas recreativas.