Boric ha priorizado declaraciones en torno al conflicto en Gaza en foros internacionales, pero no se pronuncia respecto al acontecer nacional. Por esto, creo que Gabriel Boric conduce al país con “Piloto Automático”, sin iniciativa, sin actividad, dice Miguel Mendoza.
Por Miguel Mendoza Jorquera.- Imposible que pasen inadvertidos los fracasos del plebiscito del 4 de septiembre de 2022 y el rechazo en el Congreso de la reforma tributaria el 8 de marzo de 2023, pues fueron ejes programáticos para el presidente Gabriel Boric.
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Del mismo modo, es imposible olvidar el caso Fundaciones, un balde de agua fría para el actual mandatario, y el paupérrimo desempeño en las elecciones del 7 de mayo de 2023 para redactar una nueva carta magna.
Pareciera que nuestro mandatario no actúa. Se le nota ausente, permanece impávido y aletargado, esperando terminar su período presidencial. Estos hechos me recuerdan a un agudo y destacado ex senador del Partido Radical que decía: “¡Qué fácil es ser oposición y qué difícil es gobernar!”.
No hay crecimiento económico, la criminalidad se fue a las nubes, aumentó el narcotráfico y ya debutó la maldita práctica de los secuestros. En paralelo, se han incrementado el desempleo y el trabajo informal. Con esas cifras, cualquier presidente de la República estaría espantado y afligido, pero Boric permanece impertérrito. ¿Qué le estará pasando? ¿Esperará los resultados del 17 de diciembre para su esperado “segundo tiempo” (jerga futbolística)?
Por estos días, la diputada Catalina Pérez (ex Revolución Democrática) e involucrada en el Caso Fundaciones, dice que ha colaborado con la justicia y el actual hombre fuerte del segundo piso de La Moneda, Miguel Crispi, sabía de los casos de las fundaciones, presidente Boric incluido.
Si ponemos en reversa en la historia reciente, debemos decir que la actual coalición gobernante llegó a la política hablando de los nefastos treinta años, con el eslogan de “Educación Gratuita y de Calidad”, pero hemos retrocedido por lo menos veinte años o incluso más, en todos los aspectos.
Por otra parte, también la derecha y el centro político de nuestro país están en estado de marasmo, criticando y quedándose en eso. Sin actuar, esperanzado en que el barco naufrague; o a la espera un milagro que cambie todo este panorama borrascoso y tengamos un Chile más “respirable”.
Los más optimistas nos dicen que estamos mejor que Argentina, Bolivia, Colombia o Venezuela, pero compararnos ahora es un artilugio muy simplista, no acorde a la realidad país. Lamentablemente quienes más sufren son los pobres y la clase media sobreendeudada, que cada vez se le hace cuesta arriba el sueño de la casa propia y el mero hecho de vivir con dignidad.
No obstante, nuestra casta gobernante culpa a las fake news de los grandes medios, pero son esos mismos grandes medios los que ven con recelo la manera improvisada de gobernar. Aun así esos medios son los que le dan tribuna, y el Presidente tiene el desenfado de decir que no le gusta la realidad y quiere vivir en el mundo de Bilz&Pap. Sin embargo, el propio Presidente -cuando era parte de la oposición- fue uno de los más tenaces críticos del gobierno de turno.
Los Juegos Panamericanos nos dieron una brisa de alivio y esperanza. Tanto así, que Gabriel Boric bailaba y cantaba al son de la canción “El Congelao”, tonada musical infantil del programa “Cachureos”.
Todo ello mientras aumenta la delincuencia, los asesinatos a sangre fría y el narcotráfico sigue en ascenso.
En medio de esta zafacoca, la ministra del Interior Carolina Tohá ha tenido en estos últimos días frases desafortunadas con los atletas cubanos que están pidiendo asilo (“Perfectamente pueden estar en Chile haciendo turismo”).
Su frase quedará en la antología de desatinos anuales. Acerca del secuestro del empresario de Rancagua que después de pagar su rescate fue liberado, la señora Tohá espetó: “Fue parte de la negociación y es lo que se hace en estos casos, porque la primera prioridad es la seguridad de la persona secuestrada”.
Una mujer considerada como inteligente haciendo esas declaraciones parece digno de Ripley, mientras el primer mandatario se solaza en un mutismo con sintomatología enfermiza.
Boric ha priorizado declaraciones en torno al conflicto en Gaza en foros internacionales, pero no se pronuncia respecto al acontecer nacional. Por esto, creo que Gabriel Boric conduce al país con “Piloto Automático”, sin iniciativa, sin actividad. Sólo esperando que su gobierno termine, para volver en gloria y majestad como el líder de oposición.