En habitaciones insalubres y asfixiantes, con escasa o ninguna comida, y obligados a presenciar videos de la matanza del 7 de octubre. Estas son las condiciones en las que los secuestrados por Hamás han permanecido, según los relatos de los primeros liberados y sus familiares. Las historias pintan un cuadro lleno de miseria, incertidumbre y miedo. Una de las rehenes, Ruti Munder, de 78 años, descubrió que su hijo había sido asesinado al escuchar una radio que utilizaban sus captores. Deborah Cohen afirmó que a su sobrino de 12 años le obligaron a ver videos del ataque en el sur de Israel. Más de 60 de las aproximadamente 240 personas secuestradas por Hamás han sido liberadas gracias a la mediación de Estados Unidos y Qatar. Aquellos que han hablado sobre sus experiencias, ya sea ellos mismos o a través de sus familias, han dejado en claro que el cautiverio les ha dejado cicatrices físicas y emocionales. Los cautivos han sido entregados al Comité Internacional de la Cruz Roja para ser devueltos a Israel.
En una entrevista con el canal de televisión francés BFM, Cohen describió las condiciones que su sobrino Eitan Yahalomi, de 12 años, soportó durante los 52 días de cautiverio. “Cuando llegó a Gaza, lo golpearon. Es un niño de 12 años”, dijo. Agregó que cualquier niño que lloraba era amenazado con rifles. Cohen dijo que Eitan le contó que Hamás lo obligó a ver videos terroríficos de los ataques del 7 de octubre, en los que sus milicianos mataron a alrededor de 1.200 personas en el sur de Israel. “Estábamos muy felices cuando liberaron a Eitan”, dijo la tía del niño. Sin embargo, admitió que está preocupada por las secuelas que estos hechos tendrán en su sobrino. “Es inimaginable. No sé quién podría hacer algo así”, afirmó. “Quería creer que Eitan sería bien tratado. Aparentemente no. Esas personas son monstruos”, sentenció. El padre del niño, Ohad, fue herido de bala en un tiroteo y todavía permanece cautivo en Gaza. Algunos de los niños secuestrados por Hamás también han sido liberados en las últimas horas.
Otros rehenes han relatado a sus familiares que sus captores los mantuvieron en pasillos subterráneos abarrotados y en habitaciones con poca electricidad. También les negaron bolígrafos para evitar que intentaran comunicarse entre ellos. Ruti Munder, de 78 años, fue liberada junto con su hija y su nieto. La mujer dijo que sus captores obligaron al grupo a dormir en bancos sin colchones en una habitación asfixiante. Tuvo suerte de recibir una sábana, ya que muchos otros, incluidos niños, no tuvieron nada para protegerse del frío. “Nos cubrimos con una sábana. Los niños dormían debajo de los bancos, en el suelo, porque los queríamos junto a nosotros”, dijo. Hamás dividió a las familias, dejando a muchos sin saber qué les había ocurrido a sus seres queridos el 7 de octubre.
En cuanto a la alimentación, Munder dijo que al principio comían pollo, arroz y té dos veces al día. “Estábamos bien”, dijo, pero luego las raciones empeoraron y la gente comenzó a pasar hambre. Otros rehenes han hablado de una dieta escasa de hummus enlatado, pan de pita y queso salado. Al final de su cautiverio, solo recibían dos rebanadas de pan al día. Ancianos y mujeres enfermas conforman la mayoría de los liberados por Hamás.
Aquellos encargados del cuidado de los niños liberados afirman que muchos sufren los efectos de la tensión psicológica. Dos niñas liberadas todavía hablan en voz baja, ya que durante semanas se les obligó a mantener la voz baja. Thomas Hand, padre de una niña liberada, dijo que su hija llora hasta quedarse dormida por la noche. “Ella se está recuperando lentamente”, dijo. Algunos liberados han tenido que ser trasladados inmediatamente a un hospital para recibir tratamiento. Por su parte, Hagai Levine, jefe de asuntos médicos del Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas, dijo que los rehenes estuvieron detenidos en condiciones inhumanas y sin dignidad humana.
Las historias de los secuestrados por Hamás revelan el sufrimiento y trauma que han experimentado durante su cautiverio. Muestran la crueldad de los captores y las terribles condiciones en las que fueron mantenidos. A medida que más personas sean liberadas, es importante brindarles el apoyo y tratamiento necesario para ayudarles a superar las secuelas físicas y emocionales de esta terrible experiencia.
Con información de efectococuyo.com