La UPSA Julián Marcano, ubicada en Robledal, en la Península de Macanao de Nueva Esparta, es un triste reflejo de la desidia y corrupción que aquejan al país.
A pesar de haber sido inaugurada a principios de la década pasada, su vida útil fue breve y su estado actual es desolador.
Originalmente concebida como una fábrica de hielo destinada a conservar las especies capturadas durante las faenas, la UPSA Julián Marcano tenía como objetivo principal proveer bloques de hielo a precios asequibles para los pescadores de los pueblos peninsulares.
Sin embargo, esta noble iniciativa pronto se vio opacada por la negligencia y el abandono.
Macanao alberga la flota de pesca de altura más grande de Venezuela, pero a pesar de esta relevancia, la planta de hielo fue dejada a su suerte.
Según testimonios de pescadores locales, la instalación fue saqueada por delincuentes, quienes desmantelaron las máquinas y se llevaron las piezas para su posterior venta como chatarra.
Hoy en día, la UPSA Julián Marcano se ha convertido en un lugar lleno de basura, excrementos humanos y refugio para maleantes.
La falta de mantenimiento y vigilancia ha llevado a que esta empresa, que en su momento representó una esperanza para la comunidad, se convierta en un símbolo de abandono y desolación.
Los pescadores de Robledal y Boca del Pozo, que en un principio vieron en la planta una oportunidad laboral, ahora se ven obligados a desplazarse más de 50 kilómetros hasta Punta de Piedras en busca de hielo para poder realizar sus faenas.
A pesar de los intentos por parte del Gobierno nacional y empresarios nacionales y extranjeros de recuperar esta y otras unidades de producción social pesqueras en el país, la UPSA Julián Marcano sigue siendo un triste recordatorio de la desidia y la corrupción que afectan a Venezuela.
Aunque se anunció una millonaria inversión para su recuperación, la realidad actual muestra que estas promesas no se han materializado.
En conclusión, la UPSA Julián Marcano en Macanao es un ejemplo palpable de cómo la falta de mantenimiento, la corrupción y el abandono pueden convertir una iniciativa con potencial en un símbolo de desolación.
Mientras tanto, los pescadores de la zona siguen enfrentando dificultades para ejercer su labor, viéndose obligados a recorrer largas distancias en busca de recursos que alguna vez estuvieron al alcance en su propia comunidad.