La acción de respirar por la nariz es un acto automático y natural para el ser humano, sin embargo, en ciertas circunstancias como resfriados o alergias, es común recurrir a la respiración bucal. A pesar de esto, ¿cuáles son las implicaciones reales de cambiar nuestro patrón de respiración? En este artículo exploramos los peligros y posibles consecuencias negativas de depender de la boca para respirar, con el objetivo de concienciar sobre cómo esto puede afectar nuestra salud.
Expertos en la materia advierten que la respiración bucal puede acarrear más problemas de los que a simple vista se puedan percibir. Aunque en determinados momentos pueda parecer necesario, este tipo de respiración suele ser menos efectiva en la provisión del oxígeno necesario. Según el centro Maxilofacial Maxilo Dexeous, a diferencia de la respiración nasal, la respiración bucal es menos profunda y puede no satisfacer adecuadamente las necesidades de oxígeno del cuerpo.
Además, profesionales de la salud señalan que la respiración por la boca de forma habitual puede tener consecuencias perjudiciales para el bienestar general. Estos efectos adversos pueden manifestarse en diferentes niveles de gravedad, impactando desde la salud bucal hasta el sistema respiratorio. Por lo tanto, es fundamental tener en consideración estos posibles riesgos y buscar soluciones si la respiración bucal se convierte en un hábito persistente.
Respirar por la boca puede acarrear una serie de peligros dentales y de salud que van más allá de lo que se percibe a simple vista. La falta de saliva, que normalmente protege los dientes, puede incrementar el riesgo de mal aliento, caries y gingivitis. Asimismo, esta práctica puede ocasionar sequedad en los labios y la garganta, así como problemas como ronquidos y apnea del sueño, afectando la calidad del descanso. La ausencia de humedad en el aire también contribuye a una mayor sequedad bucal, lo cual puede resultar incómodo y perjudicial a largo plazo.
Además, respirar por la boca puede intensificar las alergias y el asma, dado que el aire no se filtra, permitiendo que los alérgenos ingresen sin ser filtrados. También puede afectar la forma de la mandíbula y disminuir el rendimiento en actividades deportivas. En el caso de los niños, la respiración bucal puede ocasionar dificultades en el aprendizaje y problemas de conducta debido a una menor calidad del sueño.