La crisis política desencadenada por las elecciones presidenciales del 28 de julio ha generado tensiones diplomáticas entre Brasil, Colombia y Venezuela, obstaculizando su papel como mediadores en la región. A pesar de ello, el internacionalista Eloy Torres señala que estos países seguirán desempeñando un papel crucial en la resolución de la crisis.
Tras la proclamación de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE), los presidentes de Brasil y Colombia, Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro respectivamente, han buscado mediar en el conflicto luego de las denuncias de fraude por parte de la oposición. Sin embargo, ambos líderes aún exigen la publicación de los resultados desagregados, una solicitud que hasta ahora ha sido ignorada.
Eloy Torres, en declaraciones a EFE, enfatizó la necesidad de acciones para aliviar las tensiones diplomáticas, considerando que los ciudadanos son los más afectados en este tipo de conflictos. Además, destacó la importancia de abordar el problema de la migración venezolana, que afecta a Brasil y Colombia, albergando casi tres millones y medio de venezolanos entre ambos países, según la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para los Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V).
En medio de declaraciones polémicas y tensiones públicas, Torres advierte sobre la necesidad de un diálogo constructivo entre los tres países, más allá de la “diplomacia de micrófono” que ha predominado en las últimas semanas. A pesar de los desacuerdos públicos, no descarta que existan conversaciones privadas entre los funcionarios de Venezuela, Brasil y Colombia para resolver la crisis diplomática.
La tensión con Brasil se agravó después de que este país vetara la inclusión de Venezuela como miembro asociado del grupo BRICS, lo que generó una escalada en las tensiones bilaterales. Según Torres, Venezuela debe enviar señales para aliviar la presión, aunque destaca que la publicación de los resultados electorales es una decisión soberana del país. En este contexto, el respeto a las reglas diplomáticas se vuelve fundamental para mantener la estabilidad en la región.