Miles de ciudadanos surcoreanos inundaron las calles de Seúl en una protesta masiva para exigir la renuncia del presidente del país. Esta movilización se dio después de que una moción de destitución en su contra no lograra avanzar en el Parlamento debido a la falta de quórum.
Yoon Suk-yeol, el presidente que desató una crisis democrática al declarar la ley marcial, ha logrado evitar su destitución temporalmente gracias al boicot de los diputados de su partido. La sesión para votar la moción de destitución fue abandonada por la mayoría de los miembros del Partido del Poder Popular, impidiendo así que la votación procediera.
A pesar de los esfuerzos de los ciudadanos por impedir que los diputados salieran del edificio, la moción no pudo ser votada. El líder de la oposición, Lee Jae-myung, expresó su compromiso de destituir al presidente Yoon antes de fin de año, calificando su gestión como un grave riesgo para la República de Corea.
En un intento por calmar la situación, el presidente emitió un discurso televisado pidiendo disculpas por la declaración de la ley marcial y asumiendo la responsabilidad por sus acciones. A pesar de las especulaciones sobre una posible renuncia, Yoon reafirmó su posición al recibir el respaldo de su partido.
Los ciudadanos, decepcionados por la falta de quórum en la votación, expresaron su descontento coreando consignas de “¡Destitución, destitución!”. La jornada de protesta culminó con el anuncio de que la votación no podía celebrarse, lo que generó nuevas muestras de descontento entre los manifestantes.
La crisis política desatada por la declaración de la ley marcial ha dejado un legado traumático en Corea del Sur, un país que ha vivido episodios de autoritarismo en el pasado. A pesar de ser considerado un faro de democracia en Asia, la reciente crisis ha puesto en evidencia las tensiones políticas internas y la fragilidad institucional.
La movilización ciudadana en Seúl refleja la profunda división política y el malestar generalizado en la sociedad surcoreana. A medida que el país busca restaurar la estabilidad y la normalidad, el futuro político de Corea del Sur sigue siendo incierto.